Las dominicas españolas rescatadas de Kiev trabajan ahora para acoger a sus niños

La Casa de los Niños es el nombre del centro que las religiosas de la Congregación Santo Domingo abrieron en Kiev en el año 2001. «Entonces no nos imaginábamos lo que iba a pasar», reconoce María Mayo, que junto a sus hermanas María Jesús y Antonia fue evacuada de Ucrania a toda prisa por los GEO hace seis días.

Atrás dejaron a casi 150 niños de unas 75 familias que ahora tratan de sacar como sea de la guerra. «Nosotras teníamos un centro donde venían los niños por las tardes después del colegio, y allí esperaban a que los recogieran sus padres después del trabajo», cuenta la dominica. «Ahora, cada uno ha salido de Kiev como ha podido», añade.

Algunas de estas familias han escapado por Hungría, otras por Alemania, la mayoría por Polonia. Los que tenían familiares en Europa ya se han puesto en contacto con ellos para ser acogidos allí. Para los que aún no lo han logrado, las religiosas siguen trabajando desde España para traerlos a nuestro país.

«Nosotras estamos bien, pero nuestro corazón sigue allí», afirma María Mayo, que desvela que algunas de estas familias «ya están en camino hacia España». Sobre los niños, confirma que «lo que nos cuentan es que están llorando y que solo piden que recemos para que puedan continuar el camino». No vienen solos, pues los están acompañando sus madres o algún adulto que se está responsabilizando de ellos en este periplo.

«Estamos en guerra, y las noticias son escasas», lamenta la religiosa, «contactamos con ellos por Whastapp y Messsenger, como podemos. Nuestra directora del centro es ucraniana, sigue en la frontera y está trabajando con las familias para que vengan en autobús, o en avión, o no sé cómo. Ella nos ha contado también que una de las madres está embarazada de 38 semanas y no podrá emprender el viaje porque va a dar a luz en la frontera».

«Avalancha» de familias de acogida

Las religiosas se están coordinando desde España con dos ONG: Expoacción y Crean Ciudad Real. En esta última cuentan a Alfa y Omega que «aquí tenemos una lista de gente que está ofreciendo lo que cada uno puede. Algunas se prestan a acoger niños, otras pueden alojar familias, e incluso hay gente que tiene pisos y casas vacíos y los ha cedido para esta emergencia… Otros dan ropa, juguetes o dinero. Es una avalancha, y es impresionante».

De momento, la ONG ya ha podido acoger a tres hermanas, dos de ellas menores de edad, que salieron unos días antes del conflicto ante las noticias de una posible invasión, «pero sus padres están en Ucrania todavía», lamentan.