Las diócesis italianas usan para la Misa Crismal un aceite producido donde fueron asesinados dos jueces por la mafia - Alfa y Omega

Las diócesis italianas usan para la Misa Crismal un aceite producido donde fueron asesinados dos jueces por la mafia

Una asociación italiana dedicada a mantener viva la memoria de las víctimas de la mafia ha donado aceite producido en el lugar donde fueron asesinados Borsellino y Falcone, ambos en 1992

Victoria Isabel Cardiel C.
Ánfora donde se guardan los santos óleos
Ánfora donde se guardan los santos óleos. Foto: CNS photo / Lola Gómez.

El crisma es el óleo sagrado que se utiliza para ungir a los fieles en los sacramentos de la Iglesia, como el Bautismo, la Confirmación y la Unción de los Enfermos. Cada Jueves Santo, ceremonia con la que se abre el Triduo Pascual, todas las diócesis del mundo celebran una Misa Crismal en la que se bendicen los óleos que se utilizarán en los sacramentos durante el próximo año.

La asociación de Sicilia Quarto Savona Quindici, que se ocupa de mantener viva la memoria de las víctimas de la violencia mafiosa, ha donado a varias diócesis italianas frascos de aceite producidos a partir de olivos plantados en el lugar en el que fueron asesinados los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992.

La primera masacre tuvo lugar el 23 de mayo de 1992 en la localidad siciliana de Capaci, donde una explosión acabó con la vida del juez y fiscal italiano Giovanni Falcone, su esposa Francesca Morvillo y tres agentes de escolta de la Policía: Antonio Montinaro, Rocco Dicillo y Vito Schifani. Dos meses después, el fiscal italiano Paolo Borsellino también fue asesinado por la mafia en Palermo, junto con varios agentes de escolta.

Fundada por Tina Montinaro, viuda de uno de los policías que murieron en el atentado en el que Falcone perdió la vida, la asociación Quarto Savona Quindici lleva el nombre del código de radio del coche de la Policía estatal que escoltaba a Falcone cuando se produjo el atentado.

Según su página web, la asociación se dedica a «mantener vivo el recuerdo de la masacre de Capaci» de 1992 y a «transformar el dolor en acciones concretas».

Cada uno de los olivos plantados en Capacci lleva el nombre de una víctima de la violencia de la mafia.