«La violencia mata el futuro» - Alfa y Omega

«La violencia mata el futuro»

Francisco ha condenado los dos atentados de Jerusalén de la semana pasada y el asesinato de un joven en Nablus. Ha pedido un diálogo serio a las autoridades israelíes y palestinas porque, de lo contrario, «no habrá nunca una solución de paz para Tierra Santa»

Ángeles Conde Mir
Foto: Vatican Media.

Preocupado por la paz, ante la extensión de la violencia en cada vez más lugares del planeta, el Papa ha recordado este domingo un conflicto enquistado que toca el corazón de la cristiandad. «Sigo con preocupación el aumento de la violencia y de los enfrentamientos que desde hace meses se producen en el Estado de Palestina y en el de Israel. El miércoles pasado dos viles atentados en Jerusalén hirieron a muchas personas y mataron a un chico israelí y, el mismo día, durante los enfrentamientos armados en Nablus, murió un chico palestino», ha clamado lamentando las muertes de uno y otro lado y compadeciendo especialmente a las madres de ambos jóvenes.

Francisco ha urgido a las autoridades palestinas e israelíes a que se comprometan en un verdadero diálogo porque, de seguir por este camino, «no habrá nunca una solución de paz para Tierra Santa». «La violencia mata el futuro, destrozando la vida de los jóvenes y debilitando la esperanza de paz», ha sentenciado.

Tampoco este domingo se ha olvidado de pedir paz para «la martirizada Ucrania» al condenar la violencia contra las mujeres como arma de guerra.

Por último, ha tenido un especial recuerdo hacia Burkhard Scheffler, un hombre sin hogar que dormía cerca de la plaza de San Pedro y que falleció de frío; y ha mostrado su cercanía con la población de la isla italiana de Ischia, donde al menos tres personas ha perecido a causa de un aluvión. Hay 10 desaparecidos.

«Dios viene»

En este primer domingo que Adviento, Francisco ha invitado durante el rezo del ángelus a estar atentos, como dice el Evangelio de la jornada. «Dios viene y ese es el fundamento de nuestra esperanza», ha asegurado el Papa ante los fieles reunidos en la plaza de San Pedro. También ha explicado dos claves para reconocer y acoger al Señor en nuestra vida.

En primer lugar, ha aclarado que Dios no llega a nuestra vida de forma llamativa: «Dios se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas. En las cosas de cada día. Se manifiesta en las cosas de cada día. Y ahí, en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, que nos llama, nos habla e inspira nuestras acciones».

En segundo lugar, ha invitado a estar despiertos porque existe el peligro de no darse cuenta de su venida y no estar preparados: «Jesús dice que cuando Él venga, “habrá dos hombres en el campamento: uno será llevado y el otro dejado”. ¿En qué sentido? ¿Cuál es la diferencia? Simplemente que uno estaba vigilante, capaz de discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana; el otro, en cambio, estaba distraído, “apartado”, y no se daba cuenta de nada».

En definitiva, Francisco ha animado a «sacudirnos el letargo» para reconocer a Dios en lo cotidiano y permanecer despiertos para cuando llame a nuestra puerta.