La utilidad de lo inútil - Alfa y Omega

El filósofo italiano y profesor de Literatura de la Universidad de Calabria, Nuccio Ordine, falleció esta semana pasada por un derrame cerebral a una edad todavía temprana, 64 años. La noticia la recibí releyendo casualmente su libro La utilidad de lo inútil (Acantilado), que da título a este artículo. En menos de diez años se han publicado 28 ediciones del ensayo en el que repasa las opiniones de filósofos y escritores sobre la importancia, como dice Fernando Savater, de seguir tutelando en escuelas y universidades ese afán de saber y de indagar sin el objetivo inmediato práctico en el que tradicionalmente se ha basado la dignitatis hominis.

Ordine había sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023, galardón que habría recibido el próximo octubre de este año por su defensa de las humanidades y su compromiso con la educación y los valores enraizados en el pensamiento europeo más universal, y por transmitir, en especial a los más jóvenes, que la importancia del saber se encuentra en el proceso mismo del aprendizaje.

Tanto Ordine como Abraham Flexner, cuyo ensayo se reproduce como apéndice al libro citado, destacan cómo la curiosidad humana es la que en verdad puede conducir (o no) a algo útil, siendo probablemente la característica más destacada del pensamiento moderno. Y por eso, estos autores defienden que las instituciones que se dedican a la enseñanza —desde las escuelas infantiles hasta las universidades y las escuelas de negocio— deberían entregarse al cultivo de la curiosidad y a la satisfacción del interés intelectual.

Vivimos en una sociedad dominada por la inteligencia artificial en la que solo ponemos atención en aquello que, como dicen ahora nuestros jóvenes, «nos renta». La obra de Ordine nos recuerda que en los próximos años habrá que esforzarse para salvar de esta deriva utilitarista a la cultura en general. Porque «sabotear la cultura y la enseñanza significa sabotear el futuro de la humanidad» y porque la curiosidad y la fascinación por el conocimiento es la esencia del comportamiento humano y promotor de su bienestar.