La urgencia de otra política - Alfa y Omega

La urgencia de otra política

Es necesaria esa política que pone en el centro a las personas y que sabe construir acuerdos en aras del bien común

Alfa y Omega

Arranca un curso todavía marcado por la pandemia, con buenas noticias como el avance de la vacunación en España, la mejoría económica o la relajación de las restricciones, pero también con incertidumbres como el desigual reparto de las dosis en los países menos desarrollados o las secuelas entre los más vulnerables. En este tiempo, en el que además se reabren viejas heridas y se necrosan otras en distintos puntos del mundo, es necesaria la buena política, esa que pone en el centro a las personas –especialmente a las que más sufren– y que sabe construir acuerdos en aras del bien común. Así lo subrayó el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, el pasado fin de semana en Madrid en el II Encuentro Internacional de Políticos Católicos.

En sintonía con el magisterio de Francisco, el número dos del Vaticano habló de la necesidad de cultivar la cultura del encuentro y de fomentar la amistad social; algo que no es palabrería vacía, sino una posibilidad real de mejorar la acción política, prestigiarla y que beneficie a la sociedad. Es una forma de entender la política que pasa por valorar la diversidad; por escuchar; por defender las propias convicciones y posiciones sin encastillarse ni ser beligerante; por no asumir que no hay punto de encuentro posible con el de enfrente, y, de esa forma, reconstruir lazos entre grupos sociales distanciados.

Este mensaje es muy oportuno y seguro que da frutos en los países de los participantes en el encuentro. Ojalá resuene también en España, que contó con una nutrida representación de políticos de todos los colores. Ojalá resuene ahora que unos parecen empeñados en continuar desplegando su proyecto ideológico pase lo que pase, sin contar con nadie; mientras otros permanecen instalados en el no, y cuando las «mayores angustias» de la mayoría, como advirtió el cardenal Osoro, son las encuestas. Sus preocupaciones, las de todos, deberían ser otras.