La tumba de María Zambrano: la búsqueda de la última palabra - Alfa y Omega

«Mi amado habló, y me dijo: “Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo. Pues mira, ha pasado el invierno, ha cesado la lluvia y se ha ido. Han aparecido las flores en la tierra; ha llegado el tiempo de la poda , y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra. La higuera ha madurado sus higos, y las vides en flor han esparcido su fragancia. Levántate amada mía, hermosa mía, y ven conmigo”», se lee en el Cantar de los Cantares.

En el epitafio de la tumba de María Zambrano se lee: «Levántate, amiga mía, y ven», una clara inspiración en los versos del Antiguo Testamento entre los que se refugian los muertos que campan a sus anchas por el cementerio, llamando a gritos a María. Esta pieza alegórica, poética y estética de Nieves Rodríguez y Jana Pacheco no representa la tradicional historia que uno, terrenalmente, espera encontrar cuando ocupa la butaca.

Esta pieza poética en un sueño aúna a través de las palabras, las imágenes y la estética del cuerpo esa búsqueda que ocupó la vida de la filósofa exiliada. La búsqueda de la palabra paz, la de la tierra prometida. Esa que buscó incansable durante su estancia en Suiza, en Roma, en México, en Chile, en la Habana… esa paz que pedían los muertos que dejó en su amado país. Ese pan que no tenían que llevarse a la boca.

Ayudarán a la Zambrano ya anciana —Aurora Herrero— durante esta hora y cuarto onírica su yo de la infancia, esa niña inquieta que recogía limones subida a la espalda de su padre —Irene Serrano—; su padre —Daniel Méndez—, que la enseñó a amar las palabras; su hermana, Araceli, niña enfermiza muerta por dentro desde que los nazis en Francia la dejaron viuda —Isabel Dimas—, y ese niño hambriento que fueron todos, que fue España —Óscar Allo—.

Un verdadero espectáculo visual, acompañado de un diseño de luces, música y escenografía de una delicadeza poco vista. Un pequeño acercamiento a la obra de la primera mujer que ganó el Premio Cervantes —en 1988— que deja con ganas de entenderla más, de conocerla más, de leerla más. «En la esperanza está, sin duda, todo lo que nos lleva a dirigirnos hacia una totalidad, sea del tiempo, del mísero tiempo de nuestra vida, sea de la hermosa totalidad del mundo, de la universalidad del universo».

Levántense de la tierra y abran su mente al gozo poético si van a la sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán. Pocas veces habrán visto algo tan bello y complejo a la vez.

La tumba de María Zambrano

★★★☆☆

Teatro:

Teatro Valle-Inclán (CDN)

Dirección:

Plaza de Lavapiés s/n

Metro:

Lavapiés

Hasta el 11 de febrero