La trata se oculta en pisos y en internet - Alfa y Omega

La trata se oculta en pisos y en internet

Las redes criminales adaptan su modus operandi para limitar la identificación de las víctimas y su atención

Fran Otero
Una víctima de trata atendida por la asociación Apramp. Foto: José Ramón Ladra.

Dice María Francisca Sánchez Vara, directora del Departamento de Trata de la Conferencia Episcopal Española (CEE), con motivo de la Jornada de Oración y Reflexión contra la Trata que se celebró el 8 de febrero, que esta realidad, además de una violación de los derechos humanos, es «un grave delito y un gran negocio instalado en nuestros barrios y ciudades». Está, pero apenas se ve. Ni a las víctimas, en su mayoría mujeres utilizadas para la explotación sexual, ni a los tratantes. Según las últimas cifras oficiales, de 2020, un total de 269 personas fueron reconocidas como víctimas de trata. Un dato a todas luces insuficiente para mostrar la verdadera magnitud del problema.

La cuestión es que, por su complejidad y características, siempre ha sido un fenómeno oculto, aunque en los últimos años, por diversas situaciones, se ha vuelto todavía más oscuro. Y esto tiene consecuencias en la identificación de las víctimas y en la persecución de los delincuentes. «Es un problema muy cambiante, que se adapta a las circunstancias», explica Sánchez Vara, que achaca el aumento de la opacidad, entre otras causas, al incremento de las relaciones a través de internet. «Tanto los diversos proyectos como la Policía han detectado el aumento de la captación a través de la red. Es un medio muy adecuado, pues se pueden utilizar el anonimato o las identidades falsas», agrega.

«Es un problema cambiante que se adapta a las circunstancias»
María Francisca Sánchez Vara
Departamento de Trata de la CEE

Esto mismo le sucedió a Diana, una mujer boliviana que se abrió un perfil de Facebook para promocionar su carrera profesional como cantante. Un hombre de su misma nacionalidad la contactó desde España para ayudarla a trabajar aquí. Le pagó los gastos del viaje y, una vez en nuestro país, la encerró en su casa sometiéndola a servidumbre y explotación sexual. El hombre no era quién decía ser y la oferta tampoco. Consiguió salir gracias a la colaboración de unos vecinos y fue atendida por el Proyecto Esperanza Adoratrices.

Según explica a Alfa y Omega la teniente de la Guardia Civil Elena Colás, jefa de la Sección de Trata de Seres Humanos de la Unidad Técnica de Policía Judicial, en más de la mitad de las operaciones que desarrollaron en materia de trata con fines de explotación sexual en 2022 la captación se hizo a través de las redes sociales. Y la mayor parte de las mujeres procedía de América Latina. «Antes, eran los propios familiares los que llevaban a cabo la captación en los lugares de origen, pero desde la pandemia vemos que se está haciendo a través de anuncios en las redes», explica.

Desde Proyecto Esperanza, su coordinadora de Sensibilización e Incidencia, Marta González, explica que, además de para captar, las redes sociales se utilizan para coaccionar y someter a las víctimas. Se las amenaza con suplantar su identidad e incluso con ponerse en contacto con sus amigos. Otro foco, añade, es la explotación sexual que tiene lugar a través de las plataformas online. Como nota positiva, apunta que las nuevas tecnologías también ofrecen la posibilidad de acceder a las víctimas más fácilmente. Ahora ya no solo llaman por teléfono, sino que se informan por las páginas web y por servicios como el de WhatsApp. «Para algunas mujeres es complicado hacer una llamada de teléfono y, así, pueden contar lo que les pasa, dónde está y qué necesita en un chat. Esto nos está ayudando a llegar a muchas víctimas», agrega.

«Lo que está oculto favorece que se pueda ejercer más violencia»
Cristina Ramírez
Oblatas

Otro fenómeno que también se ha visto acrecentado es, como afirma Cristina Ramírez, responsable de Trata de Personas de la provincia de Europa de las Hermanas Oblatas, la deslocalización de la prostitución, pues la explotación sexual aglutina la mayor parte de la trata de personas en nuestro país. «Nos hemos encontrado una mayor tendencia a la utilización de pisos clandestinos. Esto implica la invisibilización de las mujeres y dificultades para acceder ellas», explica Ramírez en conversación con Alfa y Omega. La tendencia es, según Marta González, llevar el ejercicio de la prostitución de lugares abiertos y públicos a espacios cerrados a los que solo se puede acceder con una orden judicial.

La teniente de la Guardia Civil confirma este hecho, sobre todo, a raíz de la COVID-19. «Como muchos clubes tuvieron que cerrar, la actividad pasó a desarrollarse en pisos particulares. La Guardia Civil no puede acceder a ellos a no ser que tenga una orden de entrada y registro emitida por un juez y el juez no la puede emitir si no tiene pruebas de que se está cometiendo un delito dentro. Pero para tener pruebas necesitamos entrar», explica.

Es un problema, constata, que existe en España y también a nivel europeo y que impide que la actividad de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sea más efectiva. En cualquier caso, la Guardia Civil ya ha llevado operaciones en lugares como estos gracias a la colaboración con las entidades especializadas, a través de escuchas o la denuncia de la víctima.

Más obstáculos: la rotación de mujeres por clubes y pisos con mayor frecuencia, de modo que sea más difícil identificarlas y acompañarlas. «Antes las movían cada 21 días. Ahora lo hacen mucho antes. Esto complica el acompañamiento y el seguimiento, así como la respuesta a largo plazo», agrega la responsable de las oblatas. En la congregación han creado un grupo de trabajo a nivel internacional para abordar estas nuevas realidades y ver qué posibles respuestas pueden dar. Además, según Ramírez, la invisibilidad no solo tiene efectos en la capacidad de contacto con las víctimas, sino también en el trato: «Lo que está oculto favorece que se pueda ejercer más violencia».

También se han producido cambios importantes en la trata con fines de explotación laboral. Como explica la teniente Colás, antes las víctimas solían ser hombres que trabajaban en la agricultura, ahora lo son mujeres que se dedican al servicio doméstico. De nuevo la pandemia ha tenido mucho que ver. «La modalidad de trata mayoritaria en las intervenciones de la Guardia Civil es la laboral. El ámbito es el doméstico. Y las víctimas, de nuevo, las mujeres», confirma.

Se trate de explotación sexual, laboral o cualquier otra, la prioridad de la Guardia Civil, concluye, son las víctimas. Para ello y para desarticular las redes criminales está empleando «muchos más medios, efectivos y esfuerzos» y se están llevando a cabo «operaciones muy buenas».

La jornada de oración y reflexión contra la trata de personas se celebró, además, con la música de fondo de la nueva ley integral sobre trata, cuyo primer anteproyecto fue presentado por el Gobierno a finales de noviembre del año pasado. Una vez que las entidades interesadas y otros organismos han enviado sus aportaciones, el Consejo de Ministros tendrá que aprobar un nuevo texto para remitirlo al Congreso de los Diputados. La mayor parte de las organizaciones consultadas, entre ellas la CEE, ven con buenos ojos esta norma, aunque temen que el ciclo electoral, que comienza en mayo con las autonómicas y municipales y que se cerrará a final de año con las generales, pueda echar a perder la iniciativa. Para que sea aprobada en esta legislatura, explican desde Proyecto Esperanza, su tramitación en la Cámara Baja debería estar «muy avanzada» en junio.