La ternura infinita de Edna conquistó al Papa
Conmovido por su entereza, Francisco envió un mensaje en vídeo a una joven portuguesa de 17 años aquejada de una grave enfermedad por la que no podrá participar en la JMJ de Lisboa
Edna Rodrigues es una adolescente portuguesa vivaracha, de sonrisa eterna, a la que le chifla cantar y bailar. A simple vista nadie diría que afronta la vida esperando la muerte. Para esta joven de 17 años, el terrible diagnóstico llegó demasiado pronto. Hace ocho años le detectaron un bulto inoperable que la ató a una silla de ruedas y la obligó a pasar meses y meses postrada en la cama de la habitación de un frío hospital. Los médicos avisaron desde el principio de que el tumor era incurable y le ofrecieron un tratamiento paliativo. Años de sufrimiento en los que el apoyo de la parroquia de San Maximiliano Kolbe, de Lisboa, ha sido fundamental tanto para ella como para su familia.
«Su madre llegó a Portugal hace casi dos décadas desde Guinea Ecuatorial», explica fray Tiberio, el párroco de esta iglesia situada a las afueras de la capital lusa. Tanto Edna como su hermano de 9 años, que acaba de hacer la comunión y frecuenta el grupo scout parroquial, nacieron en Lisboa. En la parroquia «Edna se siente como en casa. Siempre ocupa los primeros bancos. Es verdad que responde a los estímulos y sonríe, pero no puede hacer grandes cosas ya que tiene una limitación en el cerebro, además de la física». A pesar de todo, «se sienten bien integrados, nunca los han juzgado; al revés, han sido acogidos. Esto me anima mucho, porque es lo que debe hacer una comunidad cristiana».
Ni Edna ni su familia lo han tenido fácil. Además del desgaste físico y emocional provocado por la enfermedad, la adolescente ha experimentado en su piel el desprecio social por ser diferente. Vivían en el quinto piso de un edificio altísimo y cada día su madre bajaba con ella a dar un paseo. Las burlas de los vecinos pronto se convirtieron en insultos y, después, en un acoso continuo que incluyó amenazas y hasta ataques. Lo intentaron todo hasta que consiguieron echarlas. «En repetidas ocasiones estropearon el ascensor para impedirlas salir de casa. Esta es una historia muy fea porque desgraciadamente ella, que es una persona muy vulnerable, ha visto a su alrededor la maldad», asegura el sacerdote. «El vecindario era muy rencoroso y, en lugar de respetarla, ha atropellado su dignidad con actos innobles». Tras el cruel asedio, la joven comenzó a sufrir terrores nocturnos y estaba en un estado de angustia permanente.
Su madre, desesperada, lanzó una petición de auxilio en la parroquia. «La familia estaba amargada, pero nunca se dejaron abatir del todo. Con ayuda del Ayuntamiento el párroco anterior, fray Fabrizio Bordin, consiguió que pudieran mudarse a otra casa donde encontró una situación de serenidad y más paz», prosigue fray Tiberio.
«Partiré dentro de muy poco»
Desde que llegó el diagnóstico, Edna y su familia fueron conscientes de que cada día podría ser el último. Pero no por esto dejaban de hacer planes. Con mucha ilusión, se había inscrito para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa. En la ciudad abundan desde hace semanas los mensajes de bienvenida al Papa en las paradas de autobús y en las vallas publicitarias. La gran cita eclesial a la que están invitados jóvenes de 15 a 30 años de todos los países del mundo tendrá lugar en la capital portuguesa del 1 al 6 de agosto.
Sin embargo, el sueño de Edna acabó truncado por la realidad de su enfermedad. «El médico me dijo que no sabe cuándo partiré rumbo a Jesús, pero será dentro de muy poco», anunció ella misma en una carta dirigida a Francisco con fecha del 22 de junio. «Cuando supe que la JMJ se realizaría en Portugal me puse muy contenta, porque cada vez que veo hablar al Papa por televisión me siento bien, como si no tuviera ninguna enfermedad que me impidiera asistir», relató en la misiva. Fue una catequista llamada María, de bondad sencilla, la que la escribió a petición de la joven: «Edna tiene el corazón de un niño y quería trasmitirle al Pontífice su anhelo por conocerlo. Vive los últimos días con una fe genuina y sincera. Es un testimonio admirable», señala el actual párroco de la iglesia lisboeta de San Maximiliano Kolbe.
Lo que no podía imaginar nadie es que Francisco iba a enviarle un vídeo agradeciéndole su inmensa ternura. «He hablado con su madre y está muy emocionada. Se ha maravillado de la sencillez del Papa. Es hermoso cómo nuestro Santo Padre muestra que su corazón va hacia los más pequeños, hacia los últimos», asegura fray Tiberio. En la grabación, Francisco, conmovido por la serenidad con la que Edna acepta su destino, le dice: «Gracias por tu ternura y gracias por la paz que tienes en el corazón». «Esa paz es como una semilla que se siembra en el corazón de todos los que te vemos y de todos los que hablan contigo. Te acompaño en este viaje que estás haciendo. Te acompaño y sé que vas a ser bien recibida. Te acompaño rezando por ti, rezando contigo y mirando a Jesús, que siempre nos espera. ¡Gracias!», añade Francisco. Al final de la JMJ, el Papa desvelará dónde se celebrará la próxima. Edna no podrá seguirlo físicamente, pero su alma acompañará al Pontífice en este gran festival que incluye un cóctel de fe y jóvenes.
Miércoles 2 de agosto
Tras reunirse con las autoridades del país y el cuerpo diplomático, el Papa pronunciará en el Centro Cultural de Belén su primer discurso.
Jueves 3 de agosto
Encuentro con universitarios en la Universidad Católica de Portugal y con los jóvenes de Scholas Occurrentes. Ceremonia multitudinaria en el parque Eduardo VII.
Viernes 4 de agosto
Confesión de algunos jóvenes de la JMJ en la plaza del Imperio y oración del vía crucis en el parque Eduardo VII.
Sábado 5 de agosto
Francisco llegará en helicóptero al estadio de Fátima, donde dirigirá la oración del santo rosario. Por la noche, el Papa participará en la vigilia con los jóvenes.
Domingo 6 de agosto
Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud. El Papa regresará a Roma.