La subdirectora de Alfa y Omega reivindica a los periodistas «sin deseo de figurar»

La subdirectora de Alfa y Omega reivindica a los periodistas «sin deseo de figurar»

La Fundación Cultural Ángel Herrera Oria ha entregado los premios de periodismo del mismo nombre a profesionales que «hacen vida» las palabras del «Pulitzer español»

María Martínez López
Cristina Sánchez durante el discurso. Foto: Universidad CEU San Pablo

La labor de Alfa y Omega es «recordar a los lectores que a los cristianos nada de lo humano nos es ajeno. Y ofrecer esta recordatorio desde un formato profesional, donde la calidad y el rigor informativo estén al mismo nivel que el deseo de evangelización». Lo ha afirmado la subdirectora de este semanario, Cristina Sánchez, al recibir este miércoles el Premio de Periodismo Ángel Herrera Oria, otorgado por la fundación cultural del mismo nombre.

Prueba de ello son los reportajes premiados de Sánchez, que intentaron arrojar luz sobre algunas de las muchas periferias del mundo. Por ello, la subdirectora ha dado gracias por el reconocimiento en nombre de Nadia Murad, esclava sexual del Estado Islámico; Yamiled, mujer colombiana que denunció a su proxeneta; los trabajadores muertos mientras construían las instalaciones del mundial de fútbol de Catar o el obispo armenio de Nagorno Karabaj que acudió al frente a asistir espiritualmente a los soldados.

En sus palabras en la Universidad CEU San Pablo, la ganadora en la categoría de Prensa Escrita en la IV edición de estos premios ha valorado que se reconozca el periodismo informativo en un tiempo en el que tienen cada vez más protagonismo «el formato de opinión» y «la firma», a veces por encima del «fondo y la forma». En contraste con esto, ha destacado la labor de «todos aquellos periodistas sin nombre, sin firma, sin tiempo, sin deseo de figurar» que continuamente trabajan para que la información fluya.

En un contexto marcado por las redes sociales y el clickbait, «debemos y podemos equilibrar la rentabilidad con el criterio» y crear «una conciencia crítica» en las audiencias, ha subrayado. Por último, ha aplaudido la concesión de este premio a una mujer. Sin caer en ideologías, «es un hecho que en no pocas ocasiones estamos retenidas en la casilla de salida o amarradas por una mano tuteladora», laboral y eclesialmente.

No periodismo católico, sino de calidad

En una línea similar se ha expresado Ignacio Santamaría, premio a la Trayectoria por su trabajo en Servimedia, Cope, Onda Cero o RNE. Ha afirmado que el panorama mediático actual existen «millones de contenidos informativos o desinformativos, opinión con o sin fundamento». Los usuarios inundan las redes tanto de noticias veraces como de bulos y la información se «emponzoña» con «publicidad y propaganda».

Quien también fue viñetista de Alfa y Omega ha reivindicado en este contexto la figura del cardenal Ángel Herrera Oria, que da nombre a los premios. Se trata, para él, de «el Pulitzer español». En una época en la que el periodismo consistía en «periodiquillos» partidistas centrados en la opinión, Herrera Oria «tuvo la genial intuición de que debía ser una profesión seria, bien hecha, ética y al servicio de los ciudadanos». Aprendiendo de lo que se hacía en Estados Unidos, dio origen a los periódicos El Debate (cuyo reciente relanzamiento han aplaudido todos los premiados) y Ya, y a la Escuela de Periodismo de la Iglesia.

«No promovió el periodismo católico, sino el periodismo de calidad, bien hecho, con profesionales bien informados y al servicio de los ciudadanos», ha subrayado Santamaría. Todo ello, con la certeza «de que existe la verdad y los hechos verdaderos». Y «desde la lucidez y clarividencia que solo da la fe en Jesucristo».

Foto de familia de los premiados. Foto: Fandiño.

TRECE en la pandemia

Pablo Velasco, secretario nacional de Comunicación de la Asociación Católica de Propagandistas, ha afirmado que los premiados «hacen vida» hoy en día muchas de las palabras de Herrera Oria. Este afirmaba, por ejemplo, que la prensa «funciona como un corazón, recibiendo de la sociedad las historias que esta quiere narrar, y enviándolas» como la sangre a todas las demás partes de la misma sociedad «para revitalizarla». Por ello, «pedía a los periodistas ser una aristocracia espiritual» que tuvieran clara su vocación por el bien común.

En nombre del programa Trece al día, de TRECE, y en concreto del espacio Fuera de foco, ha recogido el Premio de Prensa Audiovisual el director de contenidos de la cadena, José Luis Hornillos. En sus palabras, ha recordado la labor llevada a cabo por la cadena durante la pandemia. «Teníamos que aprender qué es eso de teletrabajar»; como tantos, con los niños en casa. «Esos días demostramos más que nunca que somos necesarios y útiles. Dimos certeza, apoyo y acompañamiento».

También demostraron «la gran labor de la Iglesia en aquellos tiempos» al lado de «los enfermos, los moribundos, los solitarios». Subrayó las enormes cifras de audiencia durante esas semanas de la Misa diaria y la exposición del Santísimo, y cómo la oración presidida por el Papa Francisco ha sido hasta ahora «el programa más visto de la historia de Trece».

Salarios más altos

En el acto, presidido por el presidente de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria y de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, han participado también la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, María Solano; y el director de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, Fernando Lostao.

Se han entregado también los premios correspondientes a la III edición, de 2020. No se pudo hacer antes por la pandemia. Rafael Miner, premiado por sus reportajes en la revista Palabra (ahora Omnes), además del agradecimiento, ha invitado a «hacer un esfuerzo» para que los periodistas jóvenes «estén un poco mejor retribuidos». Consciente de que «es un tema difícil», se mostró convencido de que los avances en ese campo «rendirán en beneficio de toda la sociedad, de la familia, y de sus familias».

Por su parte el sacerdote Jorge Juan Fernández Sangrador ha agradecido el galardón a sus artículos en La nueva España, como un reconocimiento a «alguien que no es nadie en el periodismo». Ha aprovechado para recordar que «es tanto lo que se hace por el periodismo desde el anonimato, desde la vocación de servir, de alzar la voz para denunciar una injusticia, poner criterio en medio de la confusión, aportar un dato ilustrativo, decir lo que sea pero bellamente».