La solidaridad gana a la inflación en la Gran Recogida de Alimentos - Alfa y Omega

La solidaridad gana a la inflación en la Gran Recogida de Alimentos

La ciudadanía se ha volcado con las donaciones. FESBAL, sin embargo, podría ayudar a más familias si no tuviera que pagar el IVA

José Calderero de Aldecoa
Una mujer entrega alimentos a un voluntario de FESBAL. Foto: Valerio Merino.

El Banco de Alimentos de Barcelona fue el primero que se creó en nuestro país. Corrían los años 80 cuando «un grupo de expolíticos jubilados decidieron montarlo a partir de una institución similar que habían conocido en París», recuerda Bosco Fonts, actual director de la entidad, que también fue la impulsora, hace años, de la Gran Recogida de Alimentos. «Estábamos en plena crisis de 2008 y, literalmente, no teníamos alimentos para repartir. Casi no había excedentes ni dinero». Debían hacer algo. Entonces pensaron en una campaña especial de recogida por todos los supermercados, «pero solo una cadena dijo que sí. El resto no quiso participar».

Cuatro años después, la iniciativa se extendió por España de la mano de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), que hoy aglutina los 54 bancos de alimentos que existen en nuestro país. Desde entonces, se ha celebrando anualmente con éxito, a excepción de la pandemia, cuando la donación física de alimentos tuvo que ser sustituida por donaciones monetarias y eso provocó un 44 % menos de recaudación.

En cifras

44 % menos de recaudación en 2021 respecto al año anterior a causa de la pandemia

21 millones de kilos de comida es el objetivo marcado por FESBAL

11.500 puntos de recogida de alimentos distribuidos por toda la geografía española

Por todo ello, la Gran Recogida que se celebró el pasado fin de semana tenía un cariz especial. Los voluntarios, por fin, han vuelto a reunir alimentos en los supermercados y, además, se cumplen diez años desde el lanzamiento en toda España de esta iniciativa. El objetivo era recaudar 21 millones de kilos de alimentos, una cifra récord para «un momento muy complicado, con los precios de los alimentos disparados por la inflación», recuerda Gregorio Pérez, tesorero de FESBAL. Y aunque todavía no se conocen los datos oficiales —ahora mismo se está haciendo el trabajo de clasificación—, los primeros sondeos son esperanzadores. «Hasta el momento estamos muy satisfechos. De hecho, creemos que se va a superar con creces la Gran Recogida de los años previos», confirma Fonts, que subraya la solidaridad de la ciudadanía y también «cómo se han volcado los voluntarios».

Sergio, Ignacio o Álex son algunos de ellos. Salieron el pasado viernes, 25 de noviembre, junto con sus compañeros, todos estudiantes con discapacidad intelectual del colegio María Corredentora de Madrid. «Al principio iba con miedo por lo que pudiera pasar, pero me ha gustado bastante, porque eso de ayudar a los demás es algo que llena el corazón de alegría», explica Sergio con desparpajo. «Hemos estado preguntando a la gente si quería colaborar en la campaña y hemos llenado las cajas», añade Ignacio. Una comida, como bien indica Álex, que «luego se la van a dar a gente que no tiene para comer».

La campaña tiene por eslogan Comer no puede ser un lujo. Foto: Valerio Merino.

El reparto, de hecho, comenzó el pasado lunes, 28 de noviembre. En total, los 54 bancos de alimentos que conforman FESBAL dan soporte alimenticio a 7.497 entidades benéficas que, a su vez, atienden a 1.350.000 personas. Una distribución que compaginan con la segunda fase de la campaña, que se extenderá hasta el próximo lunes, 5 de diciembre. Durante esta semana ya no hay voluntarios en los supermercados para recoger los alimentos, sino que las donaciones se pueden hacer de forma monetaria en las misma línea de caja cuando el cliente va a pagar, y hasta el 25 de diciembre a través de la web granrecogidadealimentos.org.

Impuestos a las donaciones

Todas estas donaciones se podrán desgravar aportando el ticket en la web de la Gran Recogida. Un beneficio, sin embargo, con el que no cuenta la propia FESBAL. «Somos una asociación sin ánimo de lucro, pero tenemos que pagar el IVA de los alimentos y eso, al final, supone que podamos entregar menos cantidad a las familias necesitadas», denuncia Pedro Llorca, presidente de la entidad, que pide operar libre de impuestos en la comprar de alimentos, y también para la adquisición de equipamientos y en los gastos corrientes. «Estamos discriminados respecto a cualquier empresa. Un autónomo, por ejemplo, compra un transporte y puede hacer una deducción del 50 % sobre el IVA soportado. Nosotros no tenemos esa posibilidad».

Por todo ello, el presidente solicita al Ministerio de Hacienda «que las entidades benéficas puedan estar exentas de estos tributos». De momento, la propuesta no ha prosperado, aunque FESBAL ha tenido distintas reuniones con la Administración para ver la posibilidad de reducir ese impuesto hasta cero. «Se ha planteado una enmienda a la futura ley del desperdicio alimentario para que los bancos y FESBAL puedan realizar compras libres de impuestos».

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