La sociedad secularizada aún confía en la labor de la Iglesia
El 30,43 % de contribuyentes que marcaron la X en el IRPF contrasta con el 6,84 % de personas que van a Misa los domingos
7,84 millones de personas marcaron el año 2023 la X de la Iglesia en su declaración de la renta. Si se tienen en cuenta las declaraciones conjuntas, esto supone nueve millones de contribuyentes. Se trata de la cifra más alta en la historia del sistema, al aumentar en 208.841; si bien el porcentaje sobre el total de declaraciones se mantiene estable. El importe asignado a la Iglesia ha sido de 382 millones de euros, 23 más que el año anterior. Un primer motivo de celebración es que, como apuntaron desde la Conferencia Episcopal Española al difundir estos datos el pasado lunes, esto «va a permitir a la Iglesia hacer frente al aumento de las necesidades sociales».
Muy ligada a esta va la segunda razón para felicitarse: además del impulso que estos ingresos suponen para la labor social de los católicos, el dato ratifica que este empeño sigue contando con la confianza de muchos en una sociedad en la que avanza la secularización y cada vez menos personas tienen fe o la practican de forma comprometida. El 30,43 % de contribuyentes que quisieron destinar parte de sus impuestos a la Iglesia supera al 19,2 % de ciudadanos que, según el último barómetro del CIS, se consideran católicos practicantes. Y, mucho más, el del 6,84 % que van a Misa todos los domingos.
La Iglesia, con todo, no se establece en este triunfalismo. Para ella, esos contribuyentes que marcan la X sin practicar la fe no son una mera fuente de ingresos. Son personas de buena voluntad que por algún motivo se alejaron de la Iglesia o nunca llegaron a tener un encuentro personal con Dios. A cada católico e institución de la Iglesia le duelen —o deberían dolerle— el 39,4 % de agnósticos, ateos e indiferentes en nuestra sociedad. Que algunos de ellos tengan como un referente su acción social es un interesante trampolín para, tal vez, poder presentarles a Quien le da sentido y lanzarse a conquistar no sus bolsillos, sino sus corazones.