La sinodalidad, esa «cosa que se le ha ocurrido al Papa»

No sorprende la cantidad de respuestas de desconocimiento o incredulidad ante la pregunta de qué es la sinodalidad. «Me suena mucho, pero ahora mismo no sé qué es», ha sido una frase repetida, con las mismas o similares palabras, en diversas entrevistas realizadas por este semanario a fieles de todas partes de España. «Eso es algo del Papa». Aunque es la tónica general, no podemos obviar a las parroquias que sí se pusieron manos a la obra en la fase diocesana, que organizaron grupos de trabajo en los que se debatió, se compartió y se discutió sobre las necesidades, deseos y carencias del pueblo de Dios. Aun así, el trabajo ha perdido fuelle y los responsables entonan el mea culpa por no haber continuado con la propuesta durante la fase continental. Pero hay brotes verdes. No pocos sacerdotes reconocen que ahora es más habitual que se consensúe con los diversos grupos de fieles los pasos a dar en la pastoral y que haya una mayor participación de los mismos. Lo innegable es que queda mucho camino por recorrer y la asamblea romana debería, de nuevo, insuflar este aire tan necesario en las Iglesias locales. Si el pueblo de Dios no camina unido, no será pueblo, sino vecindario.