La Santa Sede condena ante la ONU la evacuación de niños ucranianos a Rusia
El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas criticó ante la Asamblea General las «tácticas que tratan a los soldados como objetos prescindibles»
El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas condenó la «inhumanidad» del modo en que se está llevando a cabo la guerra en Ucrania. Gabriele Caccia, que ocupa este cargo desde enero de 2020, participó el pasado miércoles en el undécimo período extraordinario de sesiones de emergencia de la Asamblea General durante la 17ª sesión plenaria sobre Ucrania.
Al término de la sesión, la Asamblea General adoptó por 141 votos a favor, siete en contra y 32 abstenciones su sexta resolución, aprobada en vísperas de cumplirse el primer año del conflicto. En ella, se subrayaba la «necesidad de alcanzar lo más rápidamente posible una paz general, justa y duradera». También se exhortaba a Rusia que «retire de inmediato, por completo y sin condiciones todas sus fuerzas militares del territorio de Ucrania».
«En Ucrania se está exhibiendo la inhumanidad del armamento moderno para que todos la vean», subrayó Caccia. «Cada vida perdida deja atrás una familia en duelo, con padres obligados a enterrar a sus hijos y niños huérfanos». Caccia condenó de forma especial, como «particularmente reprensible», el uso de «tácticas que tratan a los soldados como objetos prescindibles en vez de cómo seres humanos con una dignidad inviolable».
El 2 de febrero, el New York Times publicó una información según la cual, citando a fuentes militares de Estados Unidos y Occidente, el número de víctimas rusas en el conflicto —todos combatientes— puede estar cerca de 200.000 frente a las más de 100.000 ucranianas, que incluyen a civiles. Colin H. Kahl, subsecretario de Defensa de Estados Unidos, explicó que Rusia «se está quedando sin artillería», y están supliendo esta carencia «enviando a presos en oleadas humanas a lugares como Bakhmut y Soledar».
Deportación de niños
El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU comenzó su intervención subrayando que «todas las partes deben permanecer abiertas al diálogo», para evitar que «se cierre la única puerta razonable hacia la paz». En sus palabras, también recordó la «obligación de todos los países, según el Derecho humanitario internacional, a abstenerse de evacuar a niños a territorio extranjero sin una razón médica convincente y el permiso escrito de los responsables de su cuidado, y de cambiar su “estatus personal”».
Un centro de investigación de la Universidad de Yale hizo pública la semana pasada su estimación de que Rusia ha trasladado a su territorio a unos 6.000 menores, para llevarlos a campos de reeducación o darlos en adopción a familias rusas. Además, la Santa Sede «insiste en la importancia dela reunificación familiar, incluida la de los niños con su familia extensa». En este sentido, la resolución final también pedía «la liberación de todas las personas detenidas ilegalmente y el regreso de todos los internados y de los civiles trasladados y deportados por la fuerza, incluidos los niños».
El ministro de Exteriores del Vaticano, Paul Richard Gallagher, criticó la decisión de Rusia de abandonar su acuerdo nuclear con Estados Unidos. En declaraciones a Catholic News Service el pasado miércoles, el secretario para las Relaciones con los Estados afirmó que «tristemente creo que este es un movimiento en la dirección equivocada en términos de la paz y la seguridad del mundo». El día antes, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció durante su discurso sobre el estado de la nación que Rusia abandonaba el Tratado sobre Medidas para una Mayor Reducción y Limitación de Armas Estratégicas Ofensivas (Tratado New START)
Firmado con Estados Unidos en 2010, el acuerdo restringía el arsenal nuclear de ambos países a un máximo de 1.550 cabezas nucleares desplegadas. «La Santa Sede lleva muchos años trabajando sobre cuestiones nucleares y lamentamos el desmantelamiento de la arquitectura nuclear construida en términos de contención». Un proceso en el que la retirada de Rusia del New START es «un paso más».
Gallagher también ha sido entrevistado en los últimos días por Vatican News. En este medio vaticano explicó, el pasado jueves, que en su labor diplomática la Santa Sede busca «siempre mantener presente la atrocidad de esta guerra que continúa al precio de muchas víctimas, muchos muertos, muchos heridos, familias dispersas». Al mismo tiempo, «mantenemos siempre una cierta disponibilidad hacia los actores» con vistas a «una eventual negociación». «Creo que este es nuestro papel. Mientras que para la misma Ucrania y para muchos otros es difícil hablar de diálogo y de paz, de reconciliación, es algo que la Iglesia, la Santa Sede y el Santo Padre pueden y deben hacer».
Amenazas nucleares, «repugnantes»
Caccia condenó asimismo «cualquier retórica que amenace con el uso de armas nucleares como moralmente repugnante». En cuanto al peligro de que se produzca un desastre nuclear no por el uso deliberado de armas sino por accidente, mostró el apoyo de la Iglesia a los esfuerzos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica por «crear una zona de protección» para la central nuclear de Zaporiyia.
Por otro lado, el representante vaticano concluyó afirmando que el conflicto de Ucrania deja en evidencia «la significativa disfunción presente en la arquitectura de seguridad de esta organización y de todo el sistema multilateral». Por ello, es necesaria «una reforma integral que defienda el principio de igualdad soberana de todos los estados». Pero, además, exhortó a abstenerse de «cualquier retórica o acciones que busquen escalar este conflicto», que nace del corazón del hombre «corrompido por el pecado».