La Santa Sede advierte ante la ONU: poseer armas para «la disuasión es una ilusión»
El observador permanente del Vaticano anima también a la creación de «una agencia internacional sobre inteligencia artificial» para limitar su uso bélico
La posesión de armas para «la disuasión es una ilusión», sostuvo parafraseando al Papa Francisco Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en su discurso el 3 de abril ante la Comisión de Desarme, durante la 78 sesión de la Asamblea General que actualmente se está celebrando en Nueva York. Según este arzobispo, «en lugar de prevenir los conflictos, la disponibilidad de armas fomenta su uso y aumenta su producción». Y añadió que «crean desconfianza y desvían recursos».
En su discurso en Nueva York, Caccia advirtió sobre «los efectos negativos de la proliferación, la acumulación y el uso de armas». Un riesgo siempre latente que «hace del desarme un deber moral». Insistió además en «pasar de un equilibrio de miedo a uno de confianza». A juicio del observador permanente de la Santa Sede, «la lógica ilusoria de la disuasión» se retuerce «a menudo para justificar lo injustificable». Y en el caso concreto de las armas nucleares, recordó que su uso «tendría consecuencias humanitarias y medioambientales catastróficas».
El representante de la Santa Sede pidió a todos los Estados que se adhieran al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. Sumada a esta apuesta por el desarme, hizo pública la propuesta de la Santa Sede para crear «una agencia internacional sobre inteligencia artificial» que podría ayudar a incorporar más frenos humanos al desarrollo de la guerra, cada día más alimentada por drones y otros mecanismos informáticos. Caccia alegó que «cualquier marco global que regule el desarrollo y el uso de tecnologías emergentes debe basarse en la dignidad intrínseca de todo ser humano y en la fraternidad que nos une».
Es una intuición que responde a la preocupación que el Papa Francisco mostró en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz el pasado 1 de enero. En él, aparte de exigir «que se garantice una supervisión humana adecuada, significativa y coherente a los sistemas de armas», el Pontífice señaló el respeto a los derechos humanos como elemento indispensable para «construir la confianza y promover una paz duradera».