La Sagrada Familia inaugura las torres de los Evangelistas - Alfa y Omega

La Sagrada Familia inaugura las torres de los Evangelistas

El nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, bendijo el domingo 12 de noviembre las torres de los Evangelistas, un sueño más de Gaudí realizado, cuando se cumplen 140 años de que asumiera las obras de la Sagrada Familia

Begoña Aragoneses
Las cuatro torres de los evangelistas, ya iluminadas junto a la torre de María
Las cuatro torres de los evangelistas, ya iluminadas junto a la torre de María. Foto: A. Codinach / Arzobispado de Barcelona

Cuentan que, cuando le encomendaron la restauración de la catedral de Mallorca, estuvo Gaudí un año completo yendo por las mañanas al templo para imbuirse de él. Solo entonces, cuando ya lo había observado, sentido, palpado y rezado, presentó al obispo su proyecto. Así era él. Fue en 1903. El arquitecto catalán llevaba ya 20 años de trabajo en la Sagrada Familia de Barcelona, dirigiendo unas obras que había asumido el 3 de noviembre de 1883. Casi exactamente 140 años después, el domingo 12 de noviembre, se inauguraron las torres de los Evangelistas en un nuevo hito en el desarrollo de la basílica. Su rector, Josep María Turull, sostiene en Alfa y Omega que, si Gaudí viviera, estaría «muy contento», sin importarle el siglo de más porque, como él decía, «mi amo no tiene prisa». «Esto tan espectacular», añade el rector en referencia a la obra del arquitecto catalán, «no es fruto de un sueño de una noche de verano, sino de mucho tiempo de meditación, de trabajo, de oración». Cada día al terminar de trabajar, el arquitecto se iba a la catedral de Barcelona donde, siempre en el mismo banco, se sentaba para orar; o se desplazaba hasta el oratorio de San Felipe Neri, en el que se confesaba, tenía acompañamiento espiritual… Todo, «para que lo que construía fuera coherente teológica y litúrgicamente». De ahí que «el planteamiento de Gaudí tan evangélico y evangelizador solo puede ser de alguien muy unido a Dios y que rezuma santidad».

La idea del arquitecto, apunta Turull, es que desde la calle se levanten los ojos hacia arriba: lo primero que se ve son las doce torres de los apóstoles. Si se sigue, se llega a las torres de los Evangelistas, que «nos conducen a levantar un poco más la mirada», hacia la torre de Jesucristo, cuya conclusión está prevista para 2026. «La belleza es capaz de hacer abrir la boca de admiración y el corazón a Dios», afirma Turull, que es lo que le sucede a la gente cuando acude a la Sagrada Familia. Gaudí consigue provocar el asombro, añade, ese del que el Papa Francisco habla como un elemento fundamental de la liturgia y ese que abre a Dios. En las celebraciones en el templo, «todo, el espacio, la luz, la música, nos lleva a vivir el misterio y, como Gaudí quería, se participa en cada Eucaristía ya de la Jerusalén celestial y de la máxima comunión con Dios».

Testigos del Señor en medio del mundo

El acto del domingo comenzó con una Eucaristía presidida por el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, quien durante su homilía subrayó que cada una de las torres «nos empujan a ser testigos del Señor en medio del mundo», como los evangelistas, «que al unísono evocan la presencia de Cristo». Asimismo, indicó cómo estos nuevos elementos «nos mueven a todos a mirar hacia donde Gaudí verdaderamente miraba, al verbo encarnado de Dios en María».

Concelebraron junto al nuncio el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, el arzobispo emérito, cardenal Lluís Martínez Sistach, y el obispo auxiliar, David Abadías. Entre las 2.000 personas congregadas, desatacó la presencia también de la presidenta del Parlamento de Cataluña, Anna Erra, y el director general de Asuntos Religiosos de la Generalitat, Carles Armengol.

Tras la Misa se bendijeron las cuatro torres recién estrenadas. «La bendición es una manera de ponerlas en manos de Dios y de pedir que sean instrumento para que su bien llegue a más gente», explica el rector. Así, igual que la torre de María «encendió la estrella de la esperanza en tantos corazones», en este caso las torres «quisieran invitar a redescubrir los cuatro Evangelios para, a través de ellos, conocer mejor a Jesucristo, amarlo más y seguirlo más intensamente».

Siete años de trabajo

Los trabajos de construcción de las torres de los Evangelistas comenzaron en 2016. Rodean la futura torre de Jesús y miden 135 metros. Primero fueron las de Lucas y Marcos, acabadas en 2022 con la colocación de las figuras con las que se identifican: el buey en el primer caso, y el león en el segundo. Desde finales de septiembre de este año se podían ver ya finalizadas la de Mateo, con la figura humana, y Juan, con el águila. Las esculturas han sido obra de Xavier Medina-Campeny.

De las seis torres proyectadas por Gaudí para la Sagrada Familia, la de María se inauguró en 2021, coronada por una estrella de doce puntas y 7,5 metros de diámetro que se iluminó por primera vez el día de la Inmaculada de aquel año. Lo primero que hace la gente del barrio por la mañana, observa Turull, «es mirar a la estrella de María, y lo último por la noche es encomendarse a María antes de irse a dormir». Una estrella que «llena de esperanza a muchos enfermos, muchos mayores…».

La conclusión de la torre de Jesús está prevista para 2026, año en que se prevé dar por concluidos los trabajos de la construcción de la Sagrada Familia. Esta torre alcanzará una altura de 172,5 metros, lo que la convertirá en la más alta de la Sagrada Familia, el edificio más alto de Barcelona y la torre de iglesia más alta del mundo.

Una basílica construida a fuego lento

1883: Gaudí asume la obra. Ya estaba la cripta, neogótica. Él deja volar la imaginación al compás del Espíritu.

1926: Muere Gaudí, a punto de cumplir los 74 años. Su causa de canonización se encuentra ya en la fase romana.

1958: Se coloca en la fachada del Nacimiento el conjunto escultórico de la Sagrada Familia, de Jaume Busquets.

2010: El Papa Benedicto XVI dedica la basílica.

2021: Se enciende la estrella de la torre de María.

2026: Está prevista la finalización de las obras con la inauguración de la torre de Jesús, la más alta, de 172,5 metros.