La receta de Francisco para su universidad: más expertos laicos - Alfa y Omega

La receta de Francisco para su universidad: más expertos laicos

Arranca el curso en la Pontificia Lateranense con una renovación de su Consejo Superior pedida por el Papa y con el diálogo como horizonte

Victoria Isabel Cardiel C.
El Santo Padre durante una visita a la Lateranense, en marzo de 2019
El Santo Padre durante una visita a la Lateranense, en marzo de 2019. Foto: CNS.

La Pontificia Universidad Lateranense —la universidad del Papa, según señalan sus estatutos— atesora más de dos siglos y medio de honestidad intelectual buscando de forma inagotable la verdad. Fue fundada en 1773 por el Papa Clemente XIV tras unificar el entonces Seminario Romano con la Facultad de Teología del Colegio Romano. Tal y como apunta su rector, el obispo italiano Alfonso Amarante —el único de todas las universidades pontificias directamente nombrado por el Papa— la Santa Sede se nutre con frecuencia de su cuerpo docente para renovar a los consultores, teólogos o figuras responsables que se desempeñan en los distintos dicasterios «porque les pertenece directamente».

La institución tiene matriculados 430 seminaristas, 421 laicos y 290 religiosos
La institución tiene matriculados 430 seminaristas, 421 laicos y 290 religiosos. Foto: Pontificia Universidad Lateranense.

El pasado miércoles celebró su Dies Academicum, que, en jerga no universitaria, se traduce como la inauguración del año académico. Lo hizo poco después de que entrara en vigor, la semana pasada, la renovación de su Consejo Superior, el organismo que lleva las riendas directivas. En esta ocasión, el Papa Francisco  quiso tomar partido en su regeneración, decidida en verano pasado: «Nos pidió que redujéramos el número de miembros y que incluyéramos a laicos expertos en los campos de la gestión, la economía y la comunicación», asegura Amarante. Entre los nuevos fichajes, que están ayudando a desplegar todo el potencial formativo y a impulsar el alma dialogante de este prestigioso centro educativo, están por ejemplo el vaticanista del periódico de los obispos italianos Avvenire, Mimmo Muolo, o el director de Recursos Humanos de la Santa Sede, Luis Herrera Tejedor. Una de las cuestiones que más ha resonado en las primeras reuniones es «cómo podemos ofrecer una educación de excelencia dotada de herramientas útiles» para que los sacerdotes de todo el mundo puedan responder mejor a los retos a los que se enfrentarán en sus Iglesias locales. En la Lateranense también estudian 421 laicos, de los cuales 180 son mujeres.

En esta línea de reformas, en paralelo al Sínodo sobre la sinodalidad, la Lateranense creó un comité de expertos para el estudio específico de la Teología Pastoral, con el objetivo de construir puentes y confrontarse con interlocutores con los que no siempre se está de acuerdo en todo. Otra de las reformas que ha obrado el Pontífice es la supresión de la Fundación Civitas Lateranensis, que tenía como principal objetivo contribuir, a través de sus propios fondos, a actividades de investigación. Ahora el patrimonio excedente se dedicará a becas para sus estudiantes. El magisterio del Papa también ha llevado a cambios en una de las disciplinas con más renombre en la Universidad Lateranense: el Derecho Canónico. En concreto, se ha promovido la formación de los canonistas para que los procesos relacionados con las nulidades matrimoniales o con los abusos se realicen con celeridad. «El Papa nos enseña que todos los procedimientos tienen una dimensión humana», asegura. También en otras disciplinas se han tratado de traducir las aportaciones del magisterio en propuestas educativas.

Amarante es rector de la universidad desde agosto de 2023
Amarante es rector de la universidad desde agosto de 2023. Foto: Pontificia Universidad Lateranense.

Esta universidad, como todas las que se definen como católicas, debería ser un actor público recurrente, capaz de provocar en el mundo una reflexión sobre la trascendencia, asegura Amarante; «no solo por la tradición que atesora, sino sobre todo por la riqueza de las enseñanzas que transmite». En cambio, vivimos en una «sociedad extremadamente cientificista», en la que se arrinconan los temas «que no son comprobables y tangibles». Esto provoca cierta mutilación de su voz. «Se las encasilla con la etiqueta de “católicas” y no se las tiene en cuenta», incide Amarante, hombre de una gran estatura intelectual, que asumió la rectoría el año pasado. En este sentido, uno de los mayores retos con los que comienza este nuevo año académico es asegurarse de que los valores que emanan de sus aulas puedan ser compartidos «aparcando las ideologías y los prejuicios» para superar la visión rígida y monolítica de la cultura dominante. «El Papa siempre nos recuerda que él trata de traducir a la práctica el Evangelio», remacha.

Un cómico reflexiona sobre el alma

El cómico italiano Giacomo Poretti, muy conocido en el país trasalpino, arrancó las risas del público en la ceremonia de apertura del año académico de la Pontificia Universidad Lateranense. Con su intervención, el rector quiso rejuvenecer la imagen de la institución y acercarla más a los jóvenes.

El monólogo que pronunció, titulado Para hacer un alma, «me rondaba la cabeza desde que nació mi hijo Emanuele». Todavía en el hospital «nos visitó un anciano sacerdote, amigo de la familia, que tras felicitarnos nos dijo: “Bien, han hecho un cuerpo, ahora tienen que hacer el alma”», asegura. Esta frase le impactó «hondamente». Pero tuvieron que pasar varios años para que aquel sedimento floreciera y diera forma a un monólogo hilarante. Poretti usó el humor y la ironía para provocar una reflexión sobre la trascendencia: «¿Cómo nace el alma humana? ¿Brota con los dientes de leche? ¿O justo después? ¿Cuánto influye una correcta alimentación en su crecimiento? Y, en este sentido, ¿es mejor una dieta hiperproteica, sin gluten o baja en sodio?», se preguntó el humorista. Sus reflexiones no son nada fútiles. Asegura, como si fuese un concienzudo teólogo, que la palabra alma «corre el riesgo de extinguirse» hoy en día.