San Pablo lo advertía en su primera carta a los Corintios: «¡Ay de mí si no evangelizara!». Sin duda, hoy en día el apóstol echaría mano de todos los medios de comunicación a su alcance, incluida la veterana, pero eficaz, radio. De hecho, la Iglesia estuvo presta a la hora de emplearla, posiblemente porque al basarse en la palabra le resultaba cercana a su tradición. Así, Pío XI inauguró Radio Vaticano en 1931, abriendo paso a la radio confesional.
En España, el origen de la radio católica estuvo en los seglares. Al igual que la red de periódicos de EDICA fue impulsada por Herrera Oria y los propagandistas, la COPE nació en los años 50 a partir de las denominadas radios populares, en esencia, emisoras parroquiales. Hoy es una radio generalista que escuchan cada día cerca de tres millones de personas. Algo parecido ocurrió con Radio María, que fue fundada en 1983 como emisora parroquial de Arcellasco d’Erba (Italia), propagando su éxito por el mundo hasta alcanzar a decenas de naciones en los cinco continentes. Llegó a España en 1999 y, desde entonces, gracias a los donativos y al trabajo de sus voluntarios, es una radio temática que emite contenidos relacionados directa o indirectamente con la religión.
En las recientes Jornadas Prensa e Iglesia en la España Contemporánea organizadas por la Universidad CEU San Pablo se ponía de manifiesto la labor que desempeñan ambas cadenas –con distinta vocación pero complementarias y con idéntica misión–, como también otras emisoras diocesanas; y se abordaba el asunto, siempre polémico en nuestro país, de su confesionalidad. Si algo quedó patente es que en un Estado democrático y pluralista no es un problema que haya emisoras confesionales. El hecho de que sea aconfesional no implica que los medios de comunicación hayan de serlo. No hay que olvidar que todos ellos, independientemente de por quién sean promovidos, además de los fines económicos, persiguen influir en la opinión pública. Igualmente, tampoco se debe perder de vista que sus líneas editoriales se van redefiniendo en función de intereses coyunturales o de cambios en su propiedad. En cambio, las emisoras confesionales no la ocultan ni la trastocan, porque están obligadas a ser fieles a sus principios. Es el caso de la COPE, cuyo ideario, basado en el magisterio de la Iglesia, está disponible en su web, invariable desde su aprobación en 1991.