La propuesta del Papa sobre la reducción de la jornada laboral «es pura DSI»
Francisco pide en un mensaje a los movimientos populares compartir el trabajo y adoptar un ingreso mínimo universal «para acceder a los más elementales bienes de la vida»
«Es tiempo de actuar», ha dicho el Papa en un videomensaje dirigido a los participantes en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en el que ha propuesto dos medidas concretas: un ingreso básico universal «para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida», y la reducción de la jornada de trabajo para que este sea un bien accesible a todos.
«Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos», ha dicho el Papa, «y es tarea de los gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente para la clase media».
Sobre las ventajas de la reducción de la jornada laboral, el Papa ha destacado que «en el siglo XIX los obreros trabajaban doce, 14 y 16 horas por día, y cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían». Por este motivo, «trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia. No puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo».
En línea con la DSI
«Lo que ha dicho el Papa está en continuidad con toda la doctrina social de la Iglesia, es pura DSI», afirma Juan Carlos Antona, director del Secretariado de Pastoral del Trabajo de Madrid.
De hecho, «la necesidad de establecer un salario mínimo universal ya la planteó Juan Pablo II en Laborem excercens», continúa Antona, porque «una persona solo por ser persona tiene derecho a lo más básico para poder vivir. Tiene derecho a una vida digna independientemente de su salario o de sus condiciones de trabajo, ha de poder disfrutar de una garantía de vida».
Según Antona, «lo que dice Francisco es muy sensato, porque tiene que ver con el mismo derecho a la vida, que necesita unas coberturas básicas». En este sentido, la reducción de la jornada laboral la valora como «algo lógico», pues «no tiene sentido que haya personas agobiadas por el exceso de trabajo mientras hay otras muchas en la cola del paro. El trabajo es un bien básico, y como tal ha de poder repartirse; además, es algo que puede mejorar la conciliación con la vida personal y familiar».
¿Es factible la adopción de medidas en este campo? Para el director del Secretariado Pastoral del Trabajo de Madrid la solución pasa por «cambiar el modelo económico». En un mundo en el que «priman el beneficio y la competitividad», los cristianos «defendemos la fraternidad frente a la conflictividad que plantean el capitalismo y el comunismo».