La Policía da clase a los sacerdotes de Córdoba - Alfa y Omega

La Policía da clase a los sacerdotes de Córdoba

En la última sesión de la formación del clero cordobés varios inspectores hablaron sobre los delitos informáticos o la violencia intrafamiliar

José Calderero de Aldecoa
El inspector jefe Jorge Barrio Barredo, en la ponencia sobre Delitos de violencia en el ámbito familiar. Foto: Diócesis de Córdoba / Álvaro Tejero.

La Policía Nacional se personó hace una semana, el jueves 10 de noviembre, en el palacio episcopal de la diócesis de Córdoba. Varios agentes uniformados accedieron al edificio, donde ya se habían congregado cerca de 100 sacerdotes. Pero no se trataba de ninguna inspección policial. Los miembros del Cuerpo de Seguridad del Estado se encontraban allí en calidad de ponentes, para impartir una de las sesiones de formación permanente que tienen los curas cordobeses de forma habitual.

«Son sesiones a las que se convoca a todos los sacerdotes —suelen acudir un centenar de toda la diócesis— un par de veces al año. Tenemos una en febrero y otra en noviembre. Se van alternando las dimensiones de la formación: humana, espiritual, pastoral e intelectual», explica Antonio Prieto, vicario general de la diócesis de Córdoba, que recalca la importancia de la necesidad de una buena formación en los presbíteros, al ser estos los acompañantes espirituales de miles de almas. «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?», dice el versículo 39 del capítulo 6 del Evangelio de Lucas.

Los temas son variados. En 2021, por ejemplo, cuando España empezaba a deshacerse de la pandemia, recibieron a un psiquiatra de Córdoba cuya conferencia trató de los problemas derivados del confinamiento, la pandemia y el estilo de vida actual. «Fue una conferencia muy interesante, Sanos de cuerpo y mente, en la que ahondó en todas estas patologías que se están extendiendo cada vez más, como la ansiedad o la depresión, y cómo hemos de vigilar nuestra salud mental para poder servir al pueblo de Dios», recuerda Antonio Prieto.

La pandemia también tuvo la culpa de la sesión que impartió la Policía Nacional la semana pasada. Cuando la COVID-19 ya estaba de retirada, «el obispo un día dijo que le gustaría tener algunas reuniones de tipo institucional con personas que han estado muy implicadas en todo esto que hemos vivido». Así, Demetrio Fernández y su vicario general se encontraron, por separado, en entrevistas de una hora, con el comisario jefe provincial de la Policía Nacional, con el comandante de la Guardia Civil y con el jefe de la Policía Local. «Y cuando nos vimos con el comisario, nos contó que ellos daban unas conferencias sobre redes sociales o violencia en el ámbito familiar que quizá nos podían interesar». Y así fue. Según Prieto, a la salida de aquel encuentro pensaron que podrían ser muy interesantes para los sacerdotes. «Al final, internet es el sexto continente que tenemos que evangelizar, y conocer qué está pasando allí, qué conductas delictivas hay, nos puede venir bien, a nosotros como sacerdotes, y también para cuando hablemos con los fieles que tenemos encomendados».

De esta forma, un grupo de inspectores impartieron una primera sesión en febrero del año pasado sobre las nuevas adicciones del siglo XXI y la seguridad a través de internet. «Hubo tanta acogida por parte del clero, tantas felicitaciones y salió todo tan bien que este año hemos querido repetir», asegura el vicario. En esta ocasión, se reflexionó sobre La institución y estructura del Cuerpo Nacional de Policía y su desarrollo en la provincia de Córdoba; sobre Riesgos de internet, delitos informáticos, estafas y ciberacoso, y sobre Delitos de violencia en el ámbito familiar. «Generó mucho interés. A nosotros, que nos dedicamos al acompañamiento espiritual, nos viene bien saber las diferencias entre abuso o maltrato, cuándo hay que denunciar, y cómo podemos ayudar a las personas en este ámbito». Sobre el tema de las estafas, «fue curioso, porque todos los curas reconocieron que a su teléfono móvil había llegado un sms, o un mail a su correo electrónico, con amenazas, incluso utilizando ONG o instituciones de la Iglesia falsas para robarles dinero. Hay que estar prevenidos», advierte Antonio Prieto.