Va por la segunda edición este libro considerado por muchos como el mejor de Graham Greene en el marco de su extensa obra, que distinguió entre novelas serias y de aventuras, perteneciendo esta a las primeras. El éxito acompaña a las más generosas valoraciones, ya que El revés de la trama fue un bestseller fulminante tras su publicación original en 1948, llevada al cine cinco años después por George More O’Ferrall.
Narra la historia del comandante de Policía Henry Scobie, que lleva una rutina gris junto a su depresiva mujer Louise y otros funcionarios británicos en una remota colonia de África Occidental. Arrastra su tristeza por un entorno social frívolo, en un clima «que no permite emociones», propicio para «la ruindad, la malevolencia y el esnobismo». El desencanto crece, la atmósfera es cada vez más asfixiante para el matrimonio, hasta que la noticia de un malogrado ascenso profesional es el detonante para que la esposa abandone el hogar. Louise, eterna insatisfecha a quien la bondad no le hace mella pero sí la soledad, es consciente de que Henry solo le tiene compasión, de que lo único que le une a ella es sentirse profundamente responsable de su felicidad, así que se ve legitimada para alejarse de la vida en común, y lo hace con desesperación, rumbo a Sudáfrica. En la distancia, la relación de la pareja se enfrentará a una etapa aún más difícil, con la llegada de una inesperada visitante, Helen, que se enamorará de Henry (¿Henry de ella?), algo que sucederá en medio de una urdimbre de intriga, chantaje y corrupción que queda como telón de fondo.
Hay homenaje a El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. Pero, sobre todo, pesan los tintes autobiográficos. La trama está inspirada en las vivencias de Greene en Sierra Leona durante la Segunda Guerra Mundial, sin olvidar que, a los 23 años, el autor se convirtió al catolicismo.
La vivencia de la fe que nos trasladan estas páginas está llena de dudas muy graves, es agónica y atormentada. El único punto de fuga está fijado en lo salvífico: confianza última en que la misericordia de Dios puede abrir las puertas del perdón al pecador más recalcitrante.
Incluso teniendo muy presentes el contexto sociohistórico y las circunstancias particulares del escritor, es muy complicado seguir los derroteros de los dilemas morales, tan íntimos y retorcidos, que plantea. A sus personajes les hace difícil, incluso imposible, la viabilidad de los afectos más sanos. Tampoco es fácil comprender el desasosiego camusiano que experimenta Scobie, mucho menos su confusión mental respecto a las mujeres que supuestamente ama, ni su absoluta lejanía de la alegría cristiana. Agobian las trazas de existencialismo. Culpabilidad e inocencia son relativas, nos dice, por ejemplo. Y ahí, en disquisiciones de este tipo, se empieza a enredar.
Lo incuestionable es la capacidad de Greene para dotar de emoción al detalle cotidiano, como hacernos saber que el cajón del escritorio del protagonista no contiene ningún lápiz pero sí, entre cartas y gomas de borrar, un rosario roto.
Tal vez la mejor guía de lectura sea la cita inicial de Péguy: «El pecador ocupa el centro mismo de la cristiandad… Nadie más competente que él en materia de cristianismo. Nadie, salvo el santo».
Lo interesante es no quedarse en el tema de la infidelidad sino ir más allá, reflexionar sobre el fracaso de un proyecto vital, extrapolar a la desorientación del hombre moderno, y acudir al epicentro de la problemática, que no está fuera sino dentro de Scobie: es una persona infeliz, en continua búsqueda de una paz espiritual que nunca llega a alcanzar. O tal vez sí, en su último suspiro: «Me pesa de todo corazón haberos ofendido».
Graham Greene
Libros del Asteroide
2020
241
22,95 €