La pastoral penitenciaria estudia un catecumenado común para los presos
Los delegados diocesanos se reúnen en Madrid para abordar la iniciación cristiana de los internos en las prisiones españolas
Cómo introducir de manera coordinada a todos los presos de España en la vida cristiana ha sido el objeto de estudio de las XXII Jornadas del área religiosa de Pastoral Penitenciaria, que han concluido este miércoles organizadas por el departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE.
«El objetivo es trabajar en red cada vez más en las prisiones, y coordinarnos entre nosotros de manera más efectiva», señala José Antonio García Quintana, director de dicho departamento. «Nuestra labor más importante es el anuncio del Evangelio, y eso es algo que ya se hace desde la acogida, la escucha y el testimonio personal de los voluntarios», explica, para luego mencionar que después viene «un auténtico catecumenado de adultos similar al que ya se hace en la Iglesia». Eso supone introducir en los módulos «todos los ritos de iniciación cristiana, para conocer más a Jesús, vivir los sacramentos, amar la Iglesia…».
García Quintana señala que en este camino «un hito fundamental es la catequesis sobre el perdón, que luego se hace patente en el sacramento de la Reconciliación». Este modo de empezar «poco a poco» a ser verdaderos cristianos «debe tener luego su continuación al salir de prisión, cuando el interno ha de encontrar una comunidad cristiana que le acoja».
Todo este proceso es algo que de una u otra manera ya se viene haciendo en las cárceles españolas desde hace años, «pero ahora queremos elaborar un esquema general para todos, aunque luego en cada centro se adapte a las circunstancias, tiempos y lugares de cada cual».
Concretar este esquema «nos va a llevar un año o dos», pero el director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE insiste en que «queremos empezar desde abajo». Con realismo, atestigua que hacer pastoral en un centro penitenciario es «complejo», porque los internos están sometidos a «mucha inestabilidad, traslados y cambios de módulo», lo cual desemboca, «muchas veces a su pesar, en poca perseverancia».
Aunque estos días se ha dialogado sobre el modelo de catequesis de iniciación que se está llevando a cabo en el centro penitenciario de Málaga, este acento pastoral «ya lleva muchos años de funcionamiento, también en otras prisiones», dice García Quintana. Es algo que los presos «reciben muy bien, quizá al principio con escepticismo, pero el tiempo de la prisión es de mucho silencio, lo cual les permite pensar sobre su vida» y que afloren «sentimientos religiosos ya olvidados». El de la cárcel es así «un tiempo para encontrarse consigo mismos y con Dios», y también «para dejarse acompañar».
Asimismo, durante estos días los participantes en el encuentro han dialogado sobre la realidad actual de la pastoral penitenciaria y las situaciones nuevas que les toca vivir a capellanes, voluntarios, delegados en las prisiones y en las diócesis, y han podido compartir los datos de la Memoria de Pastoral Penitenciaria que se actualiza cada año.