La parroquia con seis feligreses obispos - Alfa y Omega

La parroquia con seis feligreses obispos

La primera parroquia de Madrid sirve de cimiento a la catedral de la Almudena. Casi no tiene vida pastoral, pero cada año la visitan cerca de 100.000 turistas

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Los 400 capiteles neorrománicos del templo tienen cada uno un diseño distinto
Los 400 capiteles neorrománicos del templo tienen cada uno un diseño distinto. Foto: Juan luis Vázquez Díaz-Mayordomo.

En pleno centro histórico de Madrid, justo debajo de la catedral de la Almudena, se encuentra la cripta del mismo nombre. Se trata de la primera parroquia como tal de Madrid y guarda detrás una curiosa historia. «Normalmente a todas las catedrales se les añade tras su construcción una parroquia con su correspondiente territorio, pero en este caso primero fue la parroquia, y la catedral vendría siglos después», afirma el párroco, Jorge Ávila. De hecho, la tradición cuenta que el templo se fundó en tiempos de la Reconquista, cuando Alfonso VI mandó construir la iglesia de Santa María sobre una antigua mezquita, levantada asimismo sobre una iglesia anterior.

De aquel tiempo data una imagen un tanto desconocida entre los madrileños, la llamada Virgen de la flor de lis. Al parecer, los cristianos no tenían una imagen de la Madre de Dios a la que venerar. Se decía que había una talla en madera escondida en las murallas pero aún no se había encontrado —aparecería más tarde—, por lo que el rey ordenó pintar un cuadro que hoy se considera la representación pictórica más antigua de la Virgen en Madrid.

El primer edificio se derribó en tiempos de los Borbones, cuando la fisonomía de Madrid cambió para adaptarse a los gustos estéticos de una gran capital europea. De aquel lugar solo quedan unas ruinas que actualmente se pueden ver en la confluencia de las calles Mayor con Bailén, donde la estatua en bronce de un paisano con boina mirando las piedras se ha convertido en una de las imágenes más fotografiadas de Madrid.

El trébol de la Virgel de la flor de lis hace referencia al misterio de la Trinidad y a la virginidad de María
El trébol de la Virgel de la flor de lis hace referencia al misterio de la Trinidad y a la virginidad de María. Foto: Juan luis Vázquez Díaz-Mayordomo.

La reina María de las Mercedes de Orleans cedió después un terreno para la construcción de la iglesia, que se encargó al entonces arquitecto de moda, el marqués de Cubas. Pero a mitad de su construcción se creó la diócesis de Madrid-Alcalá, desgajada de la de Toledo en 1884, por lo que fue ganando fuerza la idea de levantar no ya una parroquia, sino una catedral, quedando la parroquia por debajo.

Así se creó un edificio de estilo neorrománico que fue inaugurado en 1911. «Como se tenían que sufragar los gastos de la catedral, aún por construir, se decidió dejar la parroquia como una cripta que alojara sepulturas», afirma Jorge Ávila. De este modo, hasta la fecha han encontrado reposo aquí los cuerpos de 1.600 fieles difuntos. Por este motivo, el día de más aforo de la parroquia-cripta es el 1 de noviembre, cuando se llena de flores y de familiares que acuden a rezar por los suyos.

Aquí hay enterrados nobles, políticos y eclesiásticos conocidos en su época, pero «la persona más importante que tenemos es Amparo Portilla, una madre de familia que ya ha sido declarada Venerable por la Iglesia. En el cielo los títulos que podamos obtener en la tierra no sirven para nada», destaca Ávila.

Sin pasillo para las novias

La heredera de la antiquísima parroquia de Santa María tiene hoy un territorio bastante amplio en el entorno de la céntrica calle Mayor. Así, abarca no solo la catedral de la Almudena, sino la catedral castrense e incluso el palacio episcopal. De este modo, «se da la circunstancia de que somos la única parroquia del mundo en cuya zona de acción viven seis feligreses que son obispos: el arzobispo actual, sus cuatro auxiliares y el cardenal Rouco», cuenta Jorge Ávila.

En cuanto a las actividades pastorales, «son muy pocas». Hay algunos bautizos, «aunque intentamos que los padres vayan a la parroquia donde viven la fe», y también algunas bodas, «cada vez menos, como en muchas parroquias de Madrid. Tampoco es un templo que guste mucho a las novias, porque se entra por detrás del presbiterio y no tenemos pasillo central para poder lucir el vestido», comenta con humor el sacerdote.

Esta estructura singular —«un poco mazacotona» la describe su párroco— se debe a que la cripta hace la función de cimiento de la catedral, gracias a sus 400 pilares neorrománicos, todos con un capitel distinto. De hecho, aunque visitándola no lo parece, sus dimensiones son exactamente las del templo que se levanta por encima.

Pero aquí, como en cualquier iglesia, el centro es el Santísimo, cuya capilla lateral estaba destinada en un principio a ser la sepultura de la reina Mercedes. Por ella pasan también los cerca de 100.000 turistas que visitan la cripta cada año y que contribuyen —sobre todo los extranjeros— con un donativo a su mantenimiento.