La nobel de la Paz clama desde la cárcel contra el autoritarismo de Irán
Su discurso ha sido leído por sus hijos, Kiana y Ali Rahmano, a los que hace ocho años que no ve
La activista iraní Narges Mohammadi subrayó ante la comunidad internacional la lucha de su pueblo contra el autoritarismo durante su discurso con motivo de la recepción este domingo del Premio Nobel de la Paz 2023. «El pueblo iraní, con perseverancia, superará la represión. De esto no tengo dudas, estoy segura», ha dicho la galardonada en un mensaje leído por sus hijos, Kiana y Ali Rahmano.
En su texto, escrito dentro «de los altos y fríos muros» de la cárcel de Evin y recogido por Europa Press, Mohammadi se ha declarado convencida del impacto innegable que tendrá su Nobel en la movilización de sus conciudadanos por la paz, la libertad y la democracia. Una respuesta que «enorgullece» y a la que «está honrada de contribuir» la activista, que «ahora es víctima de la opresión de un régimen religioso tiránico y misógino».
30 años de cárcel
Mohammadi, de 51 años, se ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años de su vida en prisión y ha sido condenada hasta en cinco ocasiones hasta acumular una pena total de 31 años de cárcel. A lo largo de toda su vida de activismo, ha fundado asociaciones por los derechos de las mujeres y escrito libros y artículos para denunciar especialmente los abusos de los que son objeto, en particular en las cárceles del país. Por su labor periodística, Mohammadi fue galardonada en mayo de este año con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de Naciones Unidas, junto a sus colegas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohammadi.
La última sentencia en su contra añadió diez años y ocho meses de prisión a una condena previa, así como 154 latigazos, por la comisión de «delitos relacionados con la seguridad nacional y propaganda contra el Estado». Organizaciones humanitarias internacionales denuncian que se trata de una condena relacionada por su activismo.
Familiares y allegados de la activista han pedido en innumerables ocasiones su excarcelación por motivos humanitarios tras el ataque cardíaco que padeció el año pasado y por el que acabó sometida a una operación de urgencia. La activista, cabe recordar, declaró este sábado su intención de comenzar al día siguiente una nueva huelga de hambre en Evin, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, en solidaridad con la emprendida las mujeres bahá’ís —una religión considerada como apóstata por las autoridades iraníes— encarceladas allí.