Se dice que la escuela concertada es «segregadora» porque en ella se escolariza un porcentaje inferior de alumnos «vulnerables» respecto a la escuela pública. Y a partir de esa premisa, sin explicar las razones, se construye un discurso que trata de menospreciar la labor realizada por la red concertada. Discrepo hondamente con esta actitud, por los siguientes motivos:
La mayor parte de los informes toman como objeto de análisis zonas muy concretas en las que existe un perfil sociológico muy determinado para demostrar que los colegios concertados tienen muy pocos alumnos inmigrantes.
No se indica el grado de amplitud en la «brecha segregadora» entre el porcentaje global de la escuela concertada y de la pública. Decir que la escuela pública escolariza al 78 % de los alumnos inmigrantes puede parecer una locura si no se añade que el 75 % del alumnado total está escolarizado en centros públicos.
No se explica que los alumnos de la escuela pública gozan de muchas más ayudas que los de la concertada: transporte escolar gratuito en zonas rurales, ayudas de comedor o libros de texto y material escolar, actividades extraescolares, equipos informáticos, etc.
Mucho menos se comenta que los mismos sectores que denuncian la supuesta «segregación», se oponen a abrir las zonas de escolarización para que cualquier familia pueda escoger el centro que desee. Dichos sectores siguen defendiendo la «zonificación cerrada», impidiendo la heterogeneidad. Tampoco se informa que los criterios de admisión de alumnos son los mismos en los centros públicos y concertados, ni que se utilizan obligatoriamente plataformas digitales oficiales, siendo inviable la “selección” del alumnado.
Se quiere convencer a la sociedad de que la existencia de «cuotas» o aportaciones voluntarias de las familias es la razón principal de la segregación. La sencilla realidad es que los colegios concertados están asfixiados económicamente por la infrafinanciación que reciben de la Administración. Usando fuentes oficiales, en 2021 el Estado «se ahorró» 5.869 millones de euros a través de los conciertos (2.072.653 alumnos x 2.832 €/diferencia gasto alumno pública-concertada). Si queremos equidad escolar, debe existir equidad en la financiación pública.
Y lo más importante: los alumnos vulnerables no son un «mal que hay que repartir entre todos los colegios». Son una oportunidad para aplicar nuestra esencia y el lema de nuestro Congreso 2024: Ser, estar, educar… con nombre propio. Ponemos el foco en el alumno, sean cual sean sus circunstancias. En definitiva, la persona frente a la estadística.