La luz que se te ha dado - Alfa y Omega

La luz que se te ha dado

Andrés Martínez Esteban
Foto: Freepik.

Presentar un libro de Henri de Lubac podría considerarse algo superfluo. El nombre del autor, su autoridad teológica y la profundidad de su pensamiento son una carta de presentación que no necesita ningún aval, y mucho menos el mío. Sin embargo, la importancia de este libro no solo está en su autor, sino en que inaugura la publicación de las obras completas del gran teólogo jesuita que Ediciones Encuentro tiene intención de editar.

El coordinador de estas obras completas es Samuel Sueiro, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, apoyado por un comité científico excepcional, entre los que destacan los cardenales Luis F. Ladaria y Ricardo Blázquez, además de teólogos de gran prestigio como Olegario González de Cardedal, Santiago del Cura, Pié-Ninot, Santiago Madrigal y Ángel Cordovilla.

El primer volumen que sale a la luz lleva por título Por los caminos de Dios. Detrás de cada uno de los capítulos que forman este libro, De Lubac nos plantea una cuestión que me parece fundamental, tanto para creyentes como para no creyentes: ¿Se puede pensar a Dios y sobre Dios? Y digo que esta pregunta es muy importante, porque nos obliga a unos y a otros a pensar «sobre el esplendor que llevas en ti».

El teólogo francés nos enseña que se puede pensar a Dios; por tanto, podemos conocerlo. Hay un acceso racional al que es el Totalmente Otro, pero esto no significa que ese Dios sobre el que y en el que pensamos sea fruto de nuestra razón o de nuestra imaginación. Quien piensa sobre el Absoluto descubre al mismo tiempo su total dependencia de Aquel que es al mismo tiempo transcendente y «está en el corazón de todas las cosas». Y es por esto por lo que, quien accede al conocimiento racional de Dios, no puede sino reconocer que él mismo es solo una criatura y que «sin esta presencia del Absoluto en el seno de lo relativo, del Eterno en el seno de lo que se mueve, todo volvería al polvo».

Hay otra cuestión que, en este libro, aparece de forma constante. La comprensión de Dios como lo Eterno y, en consecuencia, el reconocimiento de la trascendencia divina, pone de manifiesto la verdad sobre el hombre, y por tanto la posibilidad de su autocomprensión. Esto me parece especialmente importante por dos razones. La primera, porque revela que el ser humano es religioso por naturaleza. La negación de Dios o el agnosticismo son opciones intelectuales que hay que decidir libremente. La segunda, la tomo del mismo De Lubac: «Hay en el hombre una herida, signo a menudo secreto pero signo imperdible, de su grandeza…».

Hoy, cuando ya ni siquiera hay una pregunta sobre Dios, este libro pone de manifiesto que la existencia del Absoluto no repugna a la razón, sino al contrario, le da sentido, la hace más razonable. En consecuencia, Dios no le arrebata nada al ser humano, muy al contrario, lo perfecciona y le da una razón de ser. Como el mismo De Lubac escribe: «Hombre, comprende tu grandeza confesando tu dependencia… No ignores la luz que se te he da dado, pero no te atribuyas su fuente. Aprende a descubrir tu realidad de espejo y de imagen».

A lo largo de estas páginas, Dios se hace presente como «[…] Luz iluminante de nuestra luz iluminada […]». Y, aun siendo luz no ciega, nos desborda, e incluso me atrevería a decir que nos penetra y transforma, porque, quien se deja iluminar por esa Luz sin principio ni fin participa de ella, como escribe san Juan de la Cruz en Llama de amor viva: «La sombra de la vida será luz: si divina, luz divina; si humana, luz natural. Según esto, la sombra de la hermosura ¿cuál será? Será la misma hermosura […], en la cual se conoce el talle y propiedad cuya es la sombra».

Por los caminos de Dios
Autor:

Henri de Lubac

Editorial:

Encuentro

Año de publicación:

2022

Páginas:

320

Precio:

24 €