La Junta Militar bombardea una iglesia católica en Myanmar
Los militares que se hicieron con el poder en febrero del 2021 controlan el país con mano de hierro. Los ataques contra los lugares de culto también son frecuentes
Tres años después del golpe de Estado que restableció el Gobierno militar en Myanmar, el país vive inmerso en una guerra civil. Los rebeldes siguen luchando contra el Tatmadaw, como se conoce a la Junta Militar del país, cuya pretensión de poder está respaldada por China y que reprime cualquier resistencia con puño de hierro. Desde febrero del 2021, los soldados han incendiado más de 88.375 viviendas, lo que ha provocado la huida de cientos de personas que se han quedado sin hogar.
Los ataques a lugares de culto también son frecuentes. El pasado 11 de mayo 32 personas murieron en los ataques contra varios monasterios budistas en una población del centro del país, según testigos presenciales y medios locales recogidos por Europa Press. La mayoría de las víctimas fueron asesinadas a tiros en dos monasterios budistas en la aldea del municipio de Myinmu, en la región de Sagaing, donde se estaban refugiando de los militares.
Además, los bombardeos aéreos del Ejército birmano alcanzaron esa misma semana una iglesia católica y una iglesia baptista en el pueblo de Lungtak, en el territorio de la ciudad de Tonzang, en el estado de Chin (parte occidental del país). Según informaron entonces fuentes locales a la agencia Fides, la iglesia católica bombardeada está bajo la jurisdicción de la diócesis de Kalay. El sacerdote local, el padre Titus En Za Khan, logró escapar junto con los fieles, quienes se refugiaron en los bosques circundantes. «La violencia sigue afectando a la población civil, sobre todo en el territorio de Sagaing, parte del cual pertenece a la diócesis de Kalay», declaró a Fides una fuente católica local.
La aldea de Luntak fue atacada por la aviación del Tatmadaw para eliminar a los grupos rebeldes y luego fue ocupada por las fuerzas birmanas, junto con otras dos aldeas. El Ejército regular se está enfrentando a combatientes del Ejército Nacional Chin (CNA) y del Ejército Revolucionario Zomi (ZRA), dos milicias locales. Como señala la Chin Human Rights Organisation (CHRO), ONG con estatuto consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de la ONU, la violencia continúa en el estado de Chin, de mayoría cristiana (86 % de la población total), y existe una grave crisis humanitaria entre la población civil.
Ataques indiscriminados contra civiles
En esta fase del conflicto son frecuentes desde el pasado otoño los éxitos militares logrados por las fuerzas de la resistencia, en la que los grupos armados de las minorías étnicas se han unido a las Fuerzas Populares de Defensa para combatir a la Junta Militar. Frente a ellos, el Ejército regular birmano, en un intento por recuperar terreno, está intensificando sus bombardeos aéreos, lo que se traduce en ataques indiscriminados contra viviendas de civiles, escuelas e iglesias, empeorando la situación humanitaria en muchas zonas de la nación.
Los grupos armados de las minorías étnicas —organizados en la lucha contra el Gobierno central desde la independencia— contribuyen ahora de forma significativa al conflicto en curso. Entre ellos se encuentran el Ejército para la Independencia Kachin (KIA), en el estado de Kachin; el Ejército Arakan (AA), con base en el estado de Rakhine; el Ejército de Liberación Nacional Ta’ang (TNLA) y el Ejército de la Alianza Nacional Democrática de Myanmar (MNDAA), con base en el estado de Shan; el Partido Nacional Progresista Karenni (KNPP); el Frente de Liberación Popular de las Nacionalidades Karenni (KNPLF) y la Fuerza de Defensa de las Nacionalidades Karenni (KNDF).
En concreto, en el estado de Chin, en la frontera con India y Bangladesh, combatientes de la resistencia procedentes de los territorios de Chin, Magwe y Rakhine capturaron en las últimas semanas la ciudad de Kyindwe, situada en las colinas Chin de los montes Arakan, un bastión estratégicamente crucial para controlar el territorio.
No hay datos confirmados, pero según un informe del Peace Research Institute de Oslo publicado en junio del 2023, a 20 meses del golpe militar, los ataques del Ejército y la Policía dejaron en Myanmar más de 6.000 víctimas civiles. Según el informe, al menos 6.337 civiles murieron «por motivos políticos» y 2.614 resultaron heridos.