La Iglesia sienta las bases para superar la polarización - Alfa y Omega

La Iglesia sienta las bases para superar la polarización

Con la escucha como método y el bien común como horizonte, la archidiócesis de Madrid abandera la convivencia social

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Los ejemplos de desafección, desencuentro o, directamente, violencia política están a la orden del día. No en vano la palabra «polarización» fue la que eligió FundéuRAE como palabra del año para 2023 y, por lo tanto, la que sigue vigente hasta que no se elija otra diferente. El último capítulo de lo que el cardenal Cobo llama «dinámicas de confrontación» que «tanto daño hacen a nuestra sociedad» se ha vivido en Valencia, en el contexto de la DANA, que algunos políticos han utilizado para buscar responsables antes que para encontrar a los desaparecidos. Pero frente al extenso listado de motivos que podrían llevar a cualquiera a la desesperanza, el Seminario Conciliar de Madrid dejó este martes una imagen que desbarató de golpe y porrazo todo el argumentario de los agoreros. Políticos de distinto signo político, académicos de diversos centros estudiantiles, periodistas de diferentes medios de comunicación, líderes sociales oriundos de España y también del extranjero acudieron a la llamada de la archidiócesis de Madrid para reflexionar sobre el papel de la Iglesia en la formación de líderes sociales. La cita, que se suma al camino ya recorrido por la Iglesia madrileña en este ámbito, tuvo un segundo pase el martes por la tarde en la Universidad Complutense de Madrid, y lanzó un mensaje inequívoco de esperanza: es posible trabajar por el bien común desde posiciones aparentemente antagónicas.

La clave para alcanzar este horizonte, reveló el arzobispo de Madrid durante el acto en el seminario, es «la confianza mutua, el espíritu de lealtad y la unidad auténtica en el intercambio de dones y puntos de vista». Solo así «es posible construir un camino hacia el bien común», reiteró el purpurado, cuyo discurso, sin embargo, giró principalmente alrededor de la escucha: «Escuchar al otro, especialmente cuando piensa de manera diferente, es un acto profundamente cristiano. Nos obliga a salir de nuestras certezas y abrirnos a la riqueza del prójimo».