La Iglesia reza por los marineros fallecidos en Canadá y apela a la solidaridad con sus familias - Alfa y Omega

La Iglesia reza por los marineros fallecidos en Canadá y apela a la solidaridad con sus familias

El Arzobispado de Santiago de Compostela pide «consuelo y fuerza» para las familias de los náufragos

José Calderero de Aldecoa
El barco Vila de Pitanxo. Foto: Efe/Grupo Nores.

El barco Villa de Pitanxo, con base en Marín (Pontevedra) y una tripulación de 24 personas de nacionalidad española, peruana y ghanesa, se ha hundido este martes 15 de febrero sobre las 06:00 horas en aguas de Canadá. Una tragedia que hasta el momento se ha saldado con cuatro muertos, 17 desaparecidos y con tres personas rescatadas por Salvamento Marítimo.

«Encomendamos al buen padre Dios, y a su gran misericordia, las vidas de estos hijos que han pagado con su vida el duro ejercicio de la noble profesión de las gentes del mar, a la vez que damos gracias a Dios por los que han sobrevivido», han asegurado los obispos Julián Barrio y Francisco Prieto –titular y auxiliar de la diócesis de Santiago respectivamente– en un comunicado.

Los prelados también han pedido «consuelo y la fuerza que tuvo el Crucificado» para todas las familias de los náufragos, «para que se recuperen de su dolor inmenso que hoy hacemos también nuestro».

El naufragio, que supone «un nuevo sufrimiento» que «empaña nuestras vidas y nuestra mirada» y que se suma a «otros momentos de las difíciles encrucijadas de la vida», se ha producido a 250 millas de la isla de Terranova (Canadá) cuando el buque se encontraba afanado en la pesca de fletán.

Respuesta solidaria

Por otro lado, Barrio y Prieto han animado a todos a «responder solidariamente con las familias de los afectados», para quienes han pedido «la generosidad de todas las ayudas sociales pertinentes». Un llamamiento que han dirigido asimismo a la Iglesia, a la que insta a estar más atenta «para salvaguardar todos los derechos de las gentes del mar».

El comunicado concluye con una estrofa de la salve marinera –«de tu pueblo, a los pesares, tu clemencia dé consuelo»– y con una invitación a «unir nuestras fuerzas para transmitir a los afectados, y a toda la familia marinera, el cariño y la cercanía de Jesucristo y de su Iglesia».