La Iglesia protege la música en Vitoria
La diócesis vasca acaba de inaugurar su Archivo de Patrimonio Musical, compuesto por partituras y libros de música sacra, como una forma de preservar y difundir sus fondos documentales
«La música, en todas sus facetas, ha sido muy importante en la diócesis». Cuando Susana Aréchaga se hizo cargo de la Delegación de Patrimonio Histórico-Artístico y Documental de Vitoria, hace casi ocho años, decidió, centrándose en el aspecto documental de su delegación, fijar su mirada en la música. «Dentro de las artes, siempre he considerado la música como principal, y más en nuestra diócesis, con tan grandes autores de obras sacras», sostiene. Así pues, y contando con los trabajos que ya tenía muy adelantados el organista alavés Floren Unzueta, Aréchaga se propuso llevar a cabo una labor de recogida, inventariado y catalogación de toda la documentación musical que había en esta Iglesia local. Se trataba de partituras y libros de música en papel o pergamino que era «urgente recuperar por ser materiales más sensibles». Durante los dos últimos años, la delegación ha llevado a cabo un trabajo de digitalización de todos estos documentos gracias a la colaboración del musicólogo José Ignacio Pérez Purroy.
Una vez superada esta primera fase, «había que buscar un lugar para todo el material ya catalogado». De ahí surgió la idea de crear el Archivo de Patrimonio Musical de la diócesis de Vitoria, que fue inaugurado y bendecido el pasado 19 de febrero por el obispo, Juan Carlos Elizalde. El seminario diocesano ha sido elegido como sede de estos fondos musicales. En primer lugar, el edificio acoge ya todos los archivos diocesanos: el histórico, el de misiones diocesanas vascas y el rectoral. Pero además, históricamente ha estado muy ligado a la música, con una importancia nada desdeñable en la formación de los seminaristas. Aunque reconoce que «hoy en día no existe la música como esa amalgama en todos los cursos», sí observa la especial «sensibilidad» del nuevo rector, Unai Ibáñez, que ha incorporado horas de formación musical en la trayectoria de los seminaristas. Influye también que el seminario de Vitoria es un lugar «vivo», con 20 seminaristas y la facultad de Teología acogida en su recinto. Y, por último, «es un lugar precioso», el «más moderno de su época», proyectado por el arquitecto Pedro de Asúa y construido entre 1926 y 1930. De Asúa fue también sacerdote y beato de la Iglesia católica, mártir de la fe en la persecución religiosa del siglo XX en España. «El edificio tiene una azulejería maravillosa en colores añiles, azules y blancos», y son muchos quienes lo solicitan como espacio de rodaje. En su interior, en una «doble sala con luz cenital», se ha instalado el archivo, en muebles de vitrina que han sido recuperados y restaurados para la ocasión en un ejercicio, comenta la delegada, también de recuperación patrimonial.
Fondos rurales
El archivo acoge dos grandes grupos de documentación musical: los fondos del seminario, que incluyen cantos litúrgicos y paralitúrgicos —música más festiva que se hacía para celebraciones como la Navidad—, el canto gregoriano y las partituras de órgano barroco y romántico. «Hay muchas partituras originales muy especiales, entre ellas una de Jesús Guridi» (Vitoria, 1886 – Madrid 1961) «que se ha encontrado aquí». «Toda la vida de los seminaristas y de los sacerdotes estaba impregnada de música». El otro gran grupo es el de los fondos documentales producidos en la colegiata de Santa María primero, catedral de Santa María actual, entre los que se encuentran partituras de cantos litúrgicos, de atril del maestro de capilla Dimas Sotes (Belascoain, Navarra, 1901 – Vitoria 1972), e incluso partituras de la catedral metropolitana de Santiago de Chile.
La noticia de la inauguración del archivo ha tenido «bastante repercusión», tanta que «hay parroquias que nos están llamando». «Es muy importante que salven la documentación musical», destaca Aréchaga. Pone como ejemplo esas de La Rioja alavesa o de la zona de Salvatierra, en pueblos casi deshabitados o con iglesias con apenas culto. «Que no se pierda», insiste la delegada, que resume el trabajo realizado como «una iniciativa de la Delegación de Patrimonio Artístico en su función de proteger la música, una de las artes más importantes en la Iglesia». Por el momento, el archivo cumple su función de recuperación y conservación. Después, vendrá la difusión y la posibilidad de investigación en sala.
A la bendición e inauguración del Archivo de Patrimonio Musical acudió la concejala de Cultura de Vitoria, Sonia Díaz de Corcuera (en la imagen, a la derecha, junto al obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, y a Susana Aréchaga). Elizalde quiso dar las gracias a todas las personas que «siempre han apostado por la música» y que «dejan un legado», narra la delegada de Patrimonio de la diócesis. Celebró también que «ya hay un sitio al que poder donar» partituras de músicos fallecidos.