La guerra alienta el negocio de los vientres de alquiler en Ucrania - Alfa y Omega

«Tenemos más demanda que nunca porque hasta el año pasado mucha gente no sabía nada de Ucrania y pensaban que éramos un país tercermundista. Ahora nos conocen, saben de lo que somos capaces y que nuestras mujeres son muy guapas. Tenemos encargos para dos años», explicaba en febrero de 2023 en Kiev Ihor Pechenoha, director de BioTexCom, la clínica en la que nacen la mitad de los bebés gestados en vientres de alquiler en Ucrania. El exmilitar se jactaba de que esta periodista pudiera visitar de nuevo sus lujosas instalaciones, ya libres de los sacos terreros y de los soldados que las protegían un año antes. Acababa de empezar la invasión rusa y la clínica saltó a los medios por los bebés atrapados en su interior al no poder ir los padres comitentes a recogerlos.

«Estamos buscando mujeres en las ex repúblicas soviéticas», añadía Pechenoha mientras en la sala contigua una decena de embarazadas esperaba sus revisiones. «Lógicamente, tienen que ser de lugares más pobres que los de nuestros clientes. No he conocido a una sola mujer con una buena situación económica que haya decidido pasar por este proceso por amabilidad», porque ya tenga hijos y quiera «ayudar a alguien con deseos de tenerlos. Lo hacen porque necesitan ese dinero para comprar una casa, para la educación de sus hijos. Si tienes una buena vida en Europa no lo vas a hacer».

En mayo de 2022, el Parlamento Europeo publicó una resolución sobre el impacto de la guerra en las mujeres ucranianas, que condenaba «la práctica de la subrogación» y pedía a la UE medidas para protegerlas a ellas y a los recién nacidos. Para evitar que esta industria sea un obstáculo para su ingreso en la Unión, el Parlamento de Kiev debatió un año después la incorporación de prohibiciones como la elección del sexo o la transferencia de material genético de varios óvulos o de embriones de otras parejas. La reforma no salió adelante, pero la publicación en medios internacionales de numerosos casos de negligencia en varias clínicas —incluyendo intercambio de embriones, abusos hacia las embarazadas o prácticas que aumentan las complicaciones, como implantar varios embriones— ha aumentado la preocupación del Gobierno de Zelenski por su impacto en las negociaciones con Bruselas.

De hecho, ya en 2018, la justicia ucraniana dictó una orden de arresto domiciliario contra el fundador de BioTexCom, Albert Totchilovski, por presunta trata de menores y falsedad documental, evasión fiscal y lavado de dinero. Presuntamente, numerosos bebés no tenían vínculo genético con sus clientes. En España se abrieron diligencias, pero se cerraron en 2022, según publicó Infolibre, porque la clínica no tiene sede ni empleados en suelo español.

Mientras, BioTexCom sigue aumentando su negocio y el único obstáculo que encuentra, según ha declarado Totchilovski, es «que el número de clientes potenciales es tres veces mayor que el de gestantes». Pero el mundo está lleno de mujeres pobres y en situación vulnerable.

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