La fraternidad de Fuensanta Meléndez ante el mundo herido de los excluidos de Torrejón
La hermana de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús es el alma máter del comedor solidario de Torrejón de Ardoz. «La Providencia es nuestro socio número uno», asegura
El «mundo herido» al que alude el lema de la Jornada Mundial de Vida Consagrada –que se celebra este martes 2 de febrero–, Fuensanta Meléndez se lo encuentra a diario en el comedor solidario de Torrejón de Ardoz del que esta religiosa del Sagrado Corazón de Jesús es tesorera y una de sus almas máter. Allí pone en práctica esa «fraternidad», que es el verdadero leitmotiv de la edición de este año.
«Atendíamos a unas 60 personas que se encuentran en grave exclusión social, a las personas que están en la calle y no tienen otro recurso. Les ofrecíamos desayuno y una comida servida en nuestro comedor», asegura la monja en conversación con Alfa y Omega.
Pero entonces llegó el coronavirus y se llevó por delante el trabajo de una parte importante de la población española. Por ello, «además de las personas sin hogar, ahora también viene gente que se ha ido al paro, otros que están en ERTE o gente que tienen un pequeño negocio y que han tenido que cerrar». Personas que de la noche a la mañana, prácticamente, se quedaron sin recursos para poder llenar la nevera. «Hemos pasado a atender a 180 personas de forma diaria», apunta Fuensanta.
Otra de las consecuencias de la COVID-19 ha sido el fin del servicio en el comedor y «ahora damos una bolsa de comida en la puerta. Además, también repartimos mantas y ropa», subraya la hermana.
La Providencia como socio
Para mantener esta obra de solidaridad, el comedor cuenta con 166 socios –registrados en la asociación que gestiona la actividad–, aunque «el más importante de todos, el número 1, es la Providencia», asegura la religiosa. Esta, «a veces, toma la forma del Ayuntamiento, con su alcalde a la cabeza, que está muy interesado en el servicio del comedor».
Por otro lado, «siempre vemos la Providencia detrás de la parroquia Nuestra Señor del Rosario y de su párroco Ángel Román», cuya ayuda «ha sido básica para poder sacar adelante el comedor». Y luego ya está «la solidaridad ciudadana. Los vecinos nos han dado aportaciones de todos los tamaños y han organizado un sinfín de actos para ayudarnos».
Centro de acogida y encuentro
El comedor, sin embargo, no es la única iniciativa de la asociación, también ha levantado un centro de acogida y encuentro. «El comedor es un servicio muy importante para los beneficiarios, pero luego debían pasar todo el día por la calle; y esta empobrece mucho a las personas, les quita dignidad, les resta posibilidades», asegura la religiosa, que está a punto de celebrar las bodas de oro de sus votos permanentes.
Tras un replanteamiento de su actividad, porque «al principio teníamos allí unos sillones y una televisión pero la gente iba solo a calentarse y se quedaba medio dormida», el centro, en la actualidad, está abierto a diario, «en turno de mañana y de tarde, y también los sábados y domingos». Se imparten «una serie de talleres terapéuticos y de formación, como por ejemplo de informática para ayudarles a la hora de la tramitación de todo tipo de ayudas y solicitudes», ahonda Fuensanta.
Sin embargo, toda esta actividad está en peligro de supervivencia por la retirada de la ayuda de la Renta Mínima de Inserción (RMI). «Después de dos años, nos han denegado la ayuda y hemos recurrido la decisión», concluye Meléndez.