Misiones Salesianas acoge una exposición contra la «esclavitud infantil moderna»
La exposición fotográfica Niños esclavos. La puerta de atrás, realizada por Ana Palacios, muestra la vida de los niños tras escapar de la esclavitud. Se puede visitar en el Museo Misiones Salesianas y forma parte del festival PHotoESPAÑA
«Fleche es un niño que estaba al norte de Togo. Su abuelo lo ponía a trabajar en situación de esclavitud y, tras intentar escaparse varias veces, le ató las manos con cables de acero como castigo. Acabó infectándose y tuvieron que amputarle varios dedos. Fleche tenía solo 14 años cuando le entrevisté». Esta es una de las cincuenta historias que conforman Niños esclavos. La puerta de atrás, la exposición fotográfica de Ana Palacios que se puede visitar en el Museo Misiones Salesianas y que este año forma parte del reconocido festival de fotografía y artes visuales PHotoESPAÑA.
«Tenemos el imaginario de lo que es un niño esclavo; jóvenes prostituidas en el sudeste asiático o niños trabajando en las minas de Sudamérica», explica la fotógrafa en conversación con Alfa y Omega. «Sin embargo, la mayor incidencia de esclavitud infantil es en África Subsahariana, donde es mucho más invisible y muy poco llamativa». La explotación en las tareas domésticas, mendigando o en el mercado ambulante son algunos de los ejemplos de esta «esclavitud moderna», como detalla Palacios, quien es una reputada fotoperiodista y documentalista que lleva muchos años vinculada a los Derechos Humanos.
La exposición fotográfica hace hincapié especialmente en las salidas que tienen estos niños de la esclavitud. Una puerta de atrás, como indica el título de la muestra, que encuentran y atraviesan algunos de ellos para intentar reconstruir esa infancia rota. Además, la exposición, que cuenta con 86 fotografías y es fruto de tres años de investigación, también quiere mostrar al mundo el trabajo de tantas organizaciones que luchan contra este drama.
El trabajo documental de Ana Palacios se ha centrado en Togo, Benin y Gabón, donde ha convivido en centros de acogida y ha seguido de cerca el trabajo de las Carmelitas Vedruna, Mensajeros de la Paz y Misiones Salesianas. «Lo primero que hacen es identificar a estos niños, es decir, se organizan en patrullas y salen a hablar con ellos y explicarles que pueden tener una vida mejor», explica la fotógrafa. Si acceden, estos niños ingresan en centros de acogida donde son escolarizados, se trabaja con las familias, y les da apoyo psicológico, jurídico y médico. «Si no encuentran a sus familias, que en algunas ocasiones sucede, se les intenta dar una capacitación profesional para que puedan ser independientes económicamente en el futuro».
Fleche, -que es un nombre ficticio puesto por los propios niños «como gesto de libertad», según explica Palacios-, fue uno de los tantos jóvenes que han aceptado esa ayuda para salir adelante. «Cuando yo lo conocí ya podía hablar de su pasado. Quería ayudar a otros niños que pasaran por el centro, no solo recuperar la suya sino también ser agente de cambio».
El Museo Misiones Salesianas, que abre este lunes sus puertas de nuevo tras el periodo de verano, acoge la exposición que se puede visitar hasta el 30 de noviembre en horario de martes a sábado de 10 a 14 horas y los viernes de 16 a 20 horas. Una oportunidad para seguir reflexionando sobre esta lacra que asola a millones de niños en todo el mundo, y la puerta de atrás que les permite recomponer una infancia rota.