Aunque la principal tarea de un Papa es la espiritual, cada mes de enero, su discurso al cuerpo diplomático –aplazado este año por la ciática– es un profundo análisis del «estado de la humanidad». En un mundo globalizado, Francisco se vuelca en facilitar el buen entendimiento entre países y la paz dentro de cada uno. Practica la diplomacia como una forma de caridad al servicio de la «única familia humana», según el Concilio Vaticano II, siguiendo la línea marcada por Benedicto XVI en Caritas in veritate: la Iglesia «tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia o educación, sino que manifiesta toda su propia capacidad de servicio a la promoción del hombre y la fraternidad universal».
Aparte de crear en la Secretaría de Estado una Sección para el Personal Diplomático de la Santa Sede, que evita disgustos y escándalos, Francisco está sustituyendo los nuncios de despacho por nuncios sobre el terreno. El cambio de actitud se acentuará, pues a partir de ahora todos los sacerdotes graduados en la escuela diplomática del Vaticano pasarán su primer año como misioneros en lugares difíciles. Tan solo después de conocer el terreno y las almas se incorporarán, con espíritu de servicio, a un despacho en alguna nunciatura.
Con 185 embajadores acreditados –183 países, la Unión Europea y la Orden de Malta–, el Vaticano es la segunda caja de resonancia después de Washington. A la legendaria diplomacia vaticana, Francisco añade el elemento humano: la carta personal, la llamada telefónica o la ayuda de intermediarios privados para llegar a mandatarios difíciles al margen de los canales oficiales.
A esa actividad discreta se suma la diplomacia pública, como la encíclica Laudato si, que salvó el Acuerdo de París para reducir las emisiones carbónicas que destruyen la atmósfera, o el primer discurso de un Papa en el Congreso de EE. UU.
O, más recientemente, el Documento sobre fraternidad humana (Abu Dabi, 2019) y la encíclica Fratelli tutti, terapia para un mundo agrietado bajo el peso de la pandemia, la crisis económica y los populismos.