La diócesis de Albacete ya tiene obispo: «Cada uno tiene un sitio que llenar» - Alfa y Omega

La diócesis de Albacete ya tiene obispo: «Cada uno tiene un sitio que llenar»

Ángel Román Idígoras ha recibido la ordenación episcopal en una celebración en la que se ha evocado la figura del Papa Francisco

José Calderero de Aldecoa
El nuevo obispo en su cátedra. Foto: Diócesis de Albacete.

La diócesis de Albacete ya tiene nuevo obispo. Ángel Román Idígoras ha comenzado su ministerio tras recibir la ordenación episcopal en una abarrotada catedral. Más de mil fieles sentados, más de una veintena de obispos, doscientos sacerdotes y numerosos diáconos, junto con autoridades civiles y militares, se congregaron para esta histórica celebración, ha subrayado la diócesis en un bonito artículo.

La celebración comenzó con una alocución del nuncio, Bernardito Auza, quien recordó al Pontífice recientemente fallecido y lo redefinió como «el Papa de la alegría». Una expresión que coincide con el lema episcopal elegido por Ángel Román Gaudete in Domino (Alegraos en el Señor).

A continuación, el administrador diocesano, Julián Ros, quiso agradecer la presencia de todos los asistentes, en especial la de los cuatro últimos obispos de la diócesis: Victorio Oliver (emérito de Orihuela-Alicante), Francisco Cases (emérito de Canarias), Ciriaco Benavente (emérito de Albacete), y Ángel Fernández (emérito de Albacete y predecesor inmediato de Ángel Román).

La homilía fue pronunciada por Francisco Cerro Chaves, quien suplicó al nuevo obispo que llevara siempre a todos a la búsqueda de Jesús, en comunión con quienes forman la Iglesia diocesana y en comunión con los obispos y Papa. Asimismo, le animó a tener siempre presente a los preferidos de Dios: los pobres, los enfermos, los marginados… Por último, le dio las gracias por decir sí al ministerio episcopal.

Primeras palabras

En sus primeras palabras como obispo, Ángel Román Idígoras quiso dar «gracias a Dios por cada uno de vosotros, especialmente por quienes, a pesar de sus limitaciones, habéis hecho el esfuerzo de acudir a la catedral».

El nuevo prelado tuvo un gesto de deferencia hacia el administrador apostólico, Julián Ros, «que se ha desvivido por llegar y servir a todos durante el período de sede vacante, a los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y a todos los que prepararon y engrandecieron la celebración con su servicio».

Román Idígoras no perdió la oportunidad de señalar tres hechos relevantes que coinciden en el tiempo: el 75º aniversario de la Diócesis, el Año Jubilar de la Esperanza y la sede vacante, tanto en Roma como en Albacete. «Somos herederos de una historia y continuadores de la misma», subrayó. «Aprendemos del pasado, escuchamos al presente y proponemos caminos de vida para seguir avanzando, manteniendo ese espíritu de búsqueda», dijo.

Ante todas estas circunstancias, el prelado animó a los fieles a reflexionar sobre la propia vocación: «Cada uno tiene un sitio que llenar. Faltan sacerdotes, matrimonios sólidos, hijos, cristianos comprometidos en la política… Dios sigue llamando. La cuestión es escucharlo y decirle sí: ¡Aquí estoy, mándame!».