La diferencia católica: la receta de José Gómez para levantar la sociedad
El presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos destaca la aportación específica de los católicos en el panorama poscovid. «El propósito básico del gobierno y la política es proteger la santidad y dignidad de la persona», ha dicho
«No somos liberales ni conservadores. La Iglesia no es un partido político y no somos activistas. Somos católicos. Antes que nada, esta es nuestra identidad, esto es lo que somos» ha dicho el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, en un discurso sobre La diferencia católica en justicia social, dirigido a una conferencia de abogados católicos norteamericanos.
Para monseñor Gómez, esto significa que «nuestra visión y nuestro enfoque de la justicia social deben ser diferentes. Como católicos, partimos de supuestos muy distintos sobre el propósito de la sociedad, el significado de la vida y la felicidad de la persona humana».
No es vano, en medio de una política y una cultura «agresivamente seculares», en la que «algunos de nuestros líderes parecen querer cerrar nuestra sociedad a las ideas y valores cristianos», crece la «censura de los puntos de vista cristianos en Internet y en las redes sociales», así como «la marginación de los creyentes en otras áreas de nuestro discurso público».
Según el presidente de los obispos estadounidenses, la Iglesia tiene «una contribución vital» a la hora de promover la justicia social, por lo que «no podemos permitir que sea tratada simplemente como una organización caritativa o un lugar donde la gente reza». «Necesitamos recuperar nuestra identidad como ciudadanos fieles y discípulos misioneros», ha añadido.
«Entre nuestros líderes culturales y políticos y algunos de nuestros vecinos, la política se ha convertido en una nueva religión, por eso se ha vuelto tan cruel e intransigente, y tan carente de misericordia y esperanza», ha subrayado. Más bien al contrario, ha dicho que «el propósito más básico del gobierno y la política es proteger la santidad y dignidad de la persona».
Ante esta situación, el arzobispo de Los Ángeles pide recuperar la visión del Papa Francisco en Fratelli tutti, pues «a menos que creamos en un Dios que es nuestro Padre celestial, no tenemos ninguna razón para tratarnos unos a otros como hermanos y hermanas en la tierra».
En este sentido, la verdadera justicia social consiste en construir una sociedad «donde las personas puedan amarse y cuidarse unos a otros», y donde «puedan encontrar a Dios y saber que están hechos para el cielo».
Al final, «este es el mensaje que la Iglesia ha proclamado al mundo desde el principio, el que tenemos que llevar a la gente de nuestro tiempo». Se trata de un proyecto «mucho más grande que la política, pero para eso estamos aquí».