La inmigración venezolana colapsa el norte de Chile

La «crisis humanitaria» de la migración venezolana colapsa el norte de Chile

A pesar del regreso de algunos a Venezuela, en enero había 4,6 millones de migrantes en otros países de América Latina y se prevé un aumento con la mejora de la pandemia. El Servicio Jesuita a Migrantes denuncia que algunos pueblos del norte de Chile han acogido en pocos días al equivalente a su población

Redacción
Migrantes de Venezuela en Chile
Migrantes venezolanos tras cruzar la frontera entre Bolivia y Chile. Foto: AFP / Ignacio Muñoz

En pocos días, unas 2.300 venezolanos han entrado ilegalmente en la provincia de Tamarugal, al norte de Chile. En línea recta, casi 2.400 kilómetros los separan del punto más cercano de su país de origen, atravesando bien Colombia y Perú; bien la Amazonia brasileña y Bolivia. El Servicio Jesuita a Migrantes de Chile ha alertado de esta situación y de la difícil situación que se vive sobre todo en las localidades de Colchane y Huara.

«La situación a la que hoy se enfrenta la región no es nueva, pero si se ha visto sumamente aumentada por la crisis sanitaria ligada a la COVID-19», alerta Waleska Ureta Cañas, director nacional del SJM. Los «graves problemas políticos y sociales» de Venezuela han generado «una crisis humanitaria sin precedentes» en América Latina, con «millones de personas» que «se arriesgan a cruzar el desierto, con niños y adultos mayores, exponiéndose a los peligros del tráfico y la trata».

Por este motivo, la entidad jesuita pide a Chile que ofrezca «una respuesta no solo migratoria, sino sobre todo humanitaria» y de contención del riesgo para la salud. Al llegar a estas pequeñas localidades (Colchane no llega a los 1.500 habitantes y ha recibido en unos días 1.600 inmigrantes) muchas personas, incluyendo familias enteras, optan por dormir a la intemperie. La región se eleva 3.700 metros sobre el nivel del mar. Al poco tiempo, cientos de ellos deciden autodenunciarse por entrar ilegalmente en el país ante las fuerzas de seguridad para poder acceder a un albergue.

Reto continental

El SJM espera que esta realidad suponga para el país del Cono Sur un aliciente para firmar el Pacto Mundial sobre Migración, que aún no ha suscrito. Sería un paso adelante para lograr el objetivo de convertirse en «una sociedad de acogida sensibilizada», opina Ureta Cañas, en un comunicado del que se hace eco Vatican News. Es urgente, añade, hacer «esfuerzos mancomunados e intersectoriales en todos los niveles (local, provincial, regional y nacional) en conjunto con la sociedad civil, para proteger la dignidad y la salud tanto de personas nacionales como de las personas migrantes».

Con todo, hay que entender que «esta situación es continental, por lo que la respuesta debe ser continental también». Las recientes iniciativas de control de la frontera son un deber del Estado en pos del freno a la trata y tráfico en coordinación con países vecinos.

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a pesar del regreso de muchos a Venezuela por la pandemia, en enero había aproximadamente 4,6 millones de venezolanos refugiados y migrantes en América Latina y el Caribe, de los más de 5,4 millones de migrantes y refugiados venezolanos en el mundo. Se espera además un fuerte aumento en los próximos meses, a medida que se vayan relajando las medidas de protección frente a la pandemia y las economías de los distintos países se vayan reactivando.

1,4 millones en Perú

De momento, Perú es el país con más venezolanos fuera de Venezuela. En enero de 2021, ACNUR informó de que se trata de un millón de migrantes, más 400.000 solicitantes de asilo. Sin embargo, la agencia Fidesse hace eco de que otras fuentes afirman que hay más del doble de venezolanos en todo el territorio. La Iglesia sigue haciéndose cargo de ellos, sobre todo gracias al programa EuroPana, en el que el Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea colabora con Cáritas Alemania, Luxemburgo y Suiza para financiar a la red de la entidad caritativa en Chosica, Chimbote y Arequipa.

Así, se ha podido brindar apoyo a más de 36.000 personas, ofreciéndoles alimentos, protección, alojamiento e higiene. También «se han desarrollado actividades como asesoramiento legal, información en derechos y asistencia psicosocial», explicó Yeri Cornejo, coordinador del programa EuroPana en Perú. Tras la pandemia y con la ampliación de la segunda parte del proyecto, se han incluido nuevas actividades como el pago de alquileres para evitar desalojos y así poder dar respuesta a las necesidades de la comunidad migrante.

EuroPana es un programa de asistencia internacional para la promoción, asistencia y protección a personas en situación de vulnerabilidad en Venezuela, así como a migrantes, solicitantes de asilo y poblaciones locales vulnerables en Colombia, Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú.