La COVID-19 se lleva en un día a tres obispos; cuatro desde el lunes
El cardenal brasileño Eusebio Oscar Scheid, el obispo de Glasgow, el exlimosnero pontificio y un obispo de Zambia han sucumbido a la pandemia
La pandemia se ha cobrado su primera víctima entre el colegio cardenalicio. El arzobispo emérito de Río de Janeiro, cardenal Eusebio Oscar Scheid, murió el miércoles a sus 88 años víctima de la COVID-19, según informó la archidiócesis de Río de Janeiro. Scheid, que fue arzobispo de Río de Janeiro y de Florianópolis, fue diagnosticado con COVID-19 el martes en el hospital de la ciudad de Sao José dos Campos, en el que estaba ingresado en estado grave desde diciembre tras haber contraído una neumonía. No resistió a la enfermedad.
En su telegrama de pésame, el Papa Francisco lo ha recordado como «un pastor cercano» que «tan diligentemente sirvió al pueblo de Dios». Su lema pastoral, Dios es bueno, «nos recuerda todas las bondades de Dios con su Iglesia, siendo estas palabras verdaderamente consoladoras cuando hacemos memoria del querido Eusébio».
Scheid había sido nombrado por Juan Pablo II obispo de Sao José dos Campos (Sao Paulo) en 1981. Luego fue arzobispo de la sureña ciudad de Florianópolis entre 1991 y 2001, cuando fue puesto al frente de Río de Janeiro. En 2003 fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II. El religioso participó en los cónclaves en los que fueron elegidos como pontífices tanto Benedicto XVI como Francisco pero ya no era elector debido a su edad.
«Es urgente empezar a vacunar»
Su muerte se produjo poco después de que el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, Walmor Oliveira de Azevedo, subrayara que «es urgente iniciar las vacunaciones contra el coronavirus», informa Vatican News. En un vídeo difundido el martes, el prelado se dirigió a las autoridades para subrayar que la pandemia sería aún más peligrosa si prevalece la desinformación. «No podemos dejarnos engañar por noticias falsas. Las vacunas, antes de llegar a la población, son probadas extensamente por varios equipos de científicos independientes», explicaba el también arzobispo de Belo Horizonte.
Brasil es uno de los epicentros globales de la pandemia de la COVID-19, informa EFE, y el segundo país con más muertes en el mundo después de Estados Unidos, con cerca de 205.000 víctimas, y el tercero con más contagios, después de la nación norteamericana y de India, con unos 8,2 millones de casos. Por ello, el obispo señaló que el Sistema Único de Salud (SUS) debe fortalecerse para que toda persona, rica o pobre, tenga derecho a ser vacunada. Todos son «corresponsables» en el cuidado de los demás, concluyó el prelado.
De Escocia a Zambia
El cardenal brasileño no es el único obispo fallecido por coronavirus en las últimas horas. También el miércoles falleció Philip Tartaglia, arzobispo de Glasgow, a los 70 años. El cardenal Vincent Nichols, presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales y primado de la Iglesia en el Reino Unido, ha destacado en un comunicado su «sentido pastoral y su agudo intelecto». Su archidiócesis era la más grande de Escocia, con 95 parroquias y 200.000 habitantes. Pero además «toda Escocia está dolorida por su muerte, sentimiento compartido también en Inglaterra y Gales».
Moses Hamungole, obispo de Monze en Zambia, era relativamente joven: 53 años. Estaba ingresado en el hospital Levy Mwanawasa de Lusaka, y hace unos días había publicado una entrada en su perfil de Facebook expresando su confianza en poder superar la enfermedad y agradeciendo las oraciones de sus diocesanos. También les exhortaba a seguir respetando las medidas de seguridad. Sin embargo, un repentino empeoramiento llevó a su muerte.
Es el primer obispo católico afectado por el coronavirus en su país, donde presidía la Comisión de Comunicaciones Sociales de la conferencia episcopal. Interesado por la comunicación desde sus primeros años como sacerdote, presidió SIGNIS-África de 2002 a 2009 y había estado a cargo de la sección inglesa para África de Radio Vaticano de 2010 a 2014, cuando fue nombrado obispo.
Limosnero de dos papas
Como contraste con esta, relativamente joven, otra de las víctimas episcopales de la pandemia tenía 91 años. Se trata de Oscar Rizzato, limosnero de dos papas, que murió el lunes en el hospital de Padua en el que estaba ingresado. En 1961 comenzó su labor la Secretaría de Estado del Vaticano como encargado de archivos y como asistente de estudios de la Secretaría de Letras Latinas. En 1983, bajo el mandato de Juan Pablo II, se convirtió en jefe de la oficina de la Secretaría de Estado, y fue destinado al alto cargo de asesor de asuntos generales, junto con Crescenzio Sepe, el 9 de octubre de 1987. Dos años más tarde, el Papa polaco lo eligió como su limosnero, elevándolo a la dignidad de arzobispo y ordenándolo él mismo.
Ejerció este cargo durante 17 años, incluidos los dos primeros del pontificado de Benedicto XVI. Sin embargo, como recoge Vatican News, después de renunciar por límite de edad siguió residiendo en el Vaticano y colaborando, mientras la salud se lo permitió, como asistente espiritual del Vicariato de la Ciudad del Vaticano. También ayudaba en la parroquia agustina de Santa Ana, lo que le llevó en 2015 a solicitar y obtener la afiliación a la Orden de San Agustín. Su sucesor en el cargo, el cardenal Konrad Krajewski, también se contagió de COVID-19. Pero, tras pasar dos semanas ingresado, fue dado de alta el 4 de enero.