La conferencia episcopal de EE. UU. despedirá a 50 trabajadores por los recortes de Trump
La suspensión del programa de reasentamiento de refugiados, en el que la Iglesia colaboraba con el Gobierno, y la congelación de los reembolsos de los gastos ya realizados han llevado a esta medida
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos despedirá a 50 trabajadores de sus servicios a migrantes y refugiados. Esta cifra supone cerca de un tercio de la plantilla de estos servicios. La decisión viene motivada por algunas decisiones de la administración Trump; entre ellas, la tomada en su primer día en el poder, el 20 de enero, de suspender el reasentamiento de refugiados al menos durante 90 días; posiblemente más.
«Las órdenes ejecutivas recientemente emitidas por el presidente de Estados Unidos están causando confusión tanto dentro de varias agencias como a quienes interactúan con ellas». La situación se aplica a los acuerdos de cooperación «tanto para el Programa de Reasentamiento de Refugiados como a nuestros Servicios a la Infancia, que ayudan a cuidar de niños no acompañados». Así lo afirmaba el secretario general del episcopado, Michael Fuller, en un memorándum enviado el 7 de febrero a los obispos y cuyo contenido desveló la publicación The Pillar.
Además, «hasta donde yo sé desde que la nueva administración asumió sus cargos», ninguna entidad no gubernamental ha recibido reembolsos de fondos por parte de las autoridades en relación a los gastos incurridos en los programas públicos que gestionan. «Estamos esperando el reembolso de los servicios prestados en diciembre, una cantidad cercana a los 20 millones de dólares».
Desde 1980
Por ello, además, el escrito de Fuller señalaba que además de los despidos, informarían a «nuestras oficinas de Catholic Charities locales y a otras agencias subcontratadas que habrá un retraso en los pagos hasta nueva noticia». «Esto será una carga para ellos y para la gente a la que sirven y tendrá como resultado despidos».
Desde 1980 y hasta ahora la conferencia episcopal del país tiene un contrato federal para gestionar este programa. Luego, subcontrata a organizaciones locales de Catholic Charities (marca local de Cáritas) para que ofrezcan vivienda, formación profesional, asistencia alimentaria y otros recursos a los participantes en el Programa de Admisión de Refugiados general. Lo mismo se hace en el programa de Servicios a la Infancia con menores no acompañados.
Estos acuerdos han sido cuestionados por el vicepresidente, el católico J. D. Vance. En una entrevista, atribuyó las críticas de los obispos a la política antiinmigratoria de Trump a los fondos que reciben.