La comunidad mozárabe era muy «viva», para nada «anquilosada» - Alfa y Omega

La comunidad mozárabe era muy «viva», para nada «anquilosada»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Diócesis de Córdoba

«Los mozárabes son para los cristianos de la España de hoy un testimonio de cómo ser una comunidad fuerte frente a un contexto alrededor que no nos lo pone nada fácil, porque aunque se dice que tenemos libertad religiosa vemos a menudo actuaciones en contra», afirma Gloria Lora Serrano, directora académica del II Congreso Internacional Historia de los mozárabes que tuvo lugar la semana pasada en Córdoba.

El encuentro tuvo como objetivo poner en común toda la investigación reciente de diferentes expertos nacionales y foráneos sobre las comunidades mozárabes y, al mismo tiempo, recordar a los cristianos que en la actualidad están sufriendo persecución, como en su día la padecieron los mozárabes. «Hemos querido recordar a los cristianos perseguidos con varios testimonios, para remover conciencias y decirles que los tenemos muy presentes», afirma Lora Serrano.

Tanto ellos como los mozárabes de ayer tienen en común una fe que es motivo de persecución. «La mozárabe fue la comunidad más numerosa de todas las que había en Al Ándalus en aquellos siglos, pero no es cierto que disfrutaran de una convivencia pacífica, como a veces se quiere presentar esa época». «No es lo mismo coexistencia que convivencia», asegura la directora académica del congreso.

En aquel contexto, algunos investigadores han presentado a los mozárabes como una comunidad fosilizada, sin reacción ante la opresión que vivían, «pero eso no se acerca para nada a la realidad». «Los mozárabes estaban perseguidos, pero no anquilosados. En aquellos años experimentaron un desarrollo notable en todos los campos: científico, médico, literario e incluso político, porque no se contentaban con su situación y supieron luchar por sus derechos. Era una comunidad viva, y eso es lo que hemos tratado de mostrar en estos días».

Uno de los momentos más espectaculares del congreso fue la celebración del lucernario mozárabe, una liturgia que se ha mantenido durante siglos y que tiene «mucha simbología», porque «muestra a Cristo como luz en medio de la oscuridad que hay alrededor». Del mismo modo, en palabras del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, la mozárabe fue «una comunidad de vida muy intensa, que en medio de unas circunstancias adversas supo mantener la fe».