La comedia que nunca escribió Mihura - Alfa y Omega

«El administrador de una finca tiene que echar a un inquilino por falta de pago». Sobre este apunte de Miguel Mihura nace La comedia que nunca escribió Mihura escrita, aunque veremos cómo, por Carlos Contreras Elvira, y dirigida por Tamzin Townsend. Y es que esta obra es resultado de un proceso de participación, de escritura «sobre la marcha», en la que participan los miembros del equipo —actores, directora, etc.—, una manera de trabajar en teatro, en este caso sobre esa breve nota que sirve de base para la historia.

Quizás por eso, y siento decirlo, el texto tenga algún pero: se te hace un poco largo y contiene, en mi opinión, algún altibajo, y, sobre todo, un desenlace que resta importancia al excelente inicio y planteamiento de los personajes.

Lo primero que destaca de la comedia es que intenta seguir ese estilo, el alma, tan personal siempre, del teatro de Mihura. Es un homenaje con encanto para algunos, no del todo logrado para otros. A mí, vaya por delante, me divirtió mucho. Creo que es un texto aceptable y que tiene gracia y, desde luego, lo que tenía Mihura: encanto.

Es además un buen trabajo de actores: de Sandra Arpa como tiple, de Manu Hernández como productor, y de José Manjón como autor. Y, desde luego, de Gorka Martín, con un triple papel que se sale. Creo que salvo algún exceso de sobreactuación puntual, muy común en España donde «el menos es más» se ignora. Están bien los cuatro y tienen atractivo cada uno, aportan a cada personaje matices muy de Mihura y a la vez actuales.

También creo que al pretender ser «tan Mihura» esta obra puede actuar en su contra respecto a algunos públicos, los más jóvenes, que quizás se queden fuera, no acaben de entrar en la historia. Contiene, además, el texto muchos guiños al mundo del teatro, un lenguaje un tanto particular, más dirigido a espectadores que están en el ajo. No creo sin embargo que estos dos peros finales sean importantes para los incondicionales.

La puesta en escena es correcta, cuenta con una buena selección de música setentera que animaba mucho y creaba un ambiente propicio a la historia, con esa ligereza que tanto se echa de menos en el teatro y que tan importante es en la comedia.

La comedia que nunca escribió Mihura es, en definitiva, una obra agradable de ver, de la que se sale optimista y habiéndoselo pasado uno muy bien, aunque queden algunas costuras sin rematar y algunos cortes —en este caso es un tema de patronaje— que no encajan.

La comedia que nunca escribió Mihura

★★★☆☆

¡¡¡REPRESENTACIÓN TERMINADA!!!