La colecta del Viernes Santo, un bálsamo para Gaza
El Papa tiene la intención de llevar a cabo un proyecto con fines humanitarios en Gaza y Cisjordania para crear oportunidades de trabajo. Lo hará con parte de la colecta para Tierra Santa
Cientos de camiones humanitarios, sobre todo con comida, se acumulaban al cierre de esta edición a las puertas de la Franja de Gaza a la espera de que Israel levantase el bloqueo. La ONU aprobó esta semana un texto para exigir un alto el fuego inmediato en la zona. Los suministros han cruzado el paso fronterizo de Rafah con cuentagotas mientras que, al otro lado, la población está al borde de la hambruna. Al Papa —que cada tarde llama por teléfono, con el corazón encogido, al sacerdote Gabriel Romanelli, párroco de la iglesia católica de la Sagrada Familia— le preocupa mucho esta deriva despiadada. Por eso «tiene la intención de llevar a cabo un proyecto con fines humanitarios en Gaza y Cisjordania que pueda ayudar a la población a reanudar una vida más digna y que pueda crear oportunidades de trabajo, una vez terminada la guerra», según adelanta L’Osservatore Romano, que asegura que parte de las ofrendas de los fieles en la colecta para Tierra Santa de este Viernes Santo, 29 de marzo, se dedicarán a este fin.
Los ecos de la guerra han vaciado Tierra Santa de peregrinos. El Saxum Visitor Center, un centro de recursos multimedia para quienes visitan Jerusalén en busca de las huellas que dejó Jesús, es un reflejo de cómo el odio ha convertido en un lugar fantasmagórico lo que antes rebosaba de turistas devotos. «El 9 de octubre recibimos el último grupo y volvimos a abrir el 25 de noviembre. Pero de las 1.500 personas que nos visitaban por mes, ahora contamos como mucho con 100», describe su directora, Blanca Ramírez. Un grito desesperado que comparte el ecónomo de la Custodia de Tierra Santa, fray Tony Choukry, y que hace más necesaria que nunca la colecta del Viernes Santo: «No hay casi nadie, es terrible esta situación».
La Custodia de Tierra Santa suele recibir el 65 % de la recaudación, mientras que el 35 % restante va al Dicasterio para las Iglesias Orientales, que lo utiliza para la formación de los sacerdotes y para subvenciones a las distintas circunscripciones eclesiásticas de Oriente Medio. De ese dinero, la Custodia invertía normalmente el 20 % en mantener con decencia las piedras de la memoria por donde pasó Jesucristo y el resto era para las familias cristianas que, en 1948, eran el 20 % de la población local y ahora no llegan ni al 1,4 %. Este año «mucha gente ha perdido su trabajo desde que comenzó el conflicto», por lo que «distribuiremos todo entre los cristianos» a través de las distintas actividades educativas, asistenciales, sanitarias y sociales que saca adelante la orden mendicante de los franciscanos, asegura Choukry.
En 2023, la colecta de Tierra Santa recaudó 6.571.893 euros. Según los datos que hizo públicos el Dicasterio para las Iglesias Orientales, 2.376.167 euros se donaron a los seminarios, a las casas de formación religiosa y a las instituciones culturales. Casi un millón de euros se dedicó al Pontificio Instituto Oriental, que ahora engloba —por decisión del Papa— la Pontificia Universidad Gregoriana. Por su parte, la Custodia franciscana destinó más de dos millones a la formación escolar de los jóvenes de Tierra Santa. Una parte se invirtió en la Universidad de Belén, una de las prestigiosas fundaciones que garantiza los estudios académicos de 3.300 jóvenes, musulmanes y cristianos, que se forman para construir un futuro de paz en los Santos Lugares. Además, el terremoto del 6 de febrero, que golpeó las regiones noroccidentales de Siria, con edificios derrumbados en Alepo, Latakia e Idlib, así como las regiones meridional y central de Turquía, puso el foco de las necesidades en esta región. Se destinaron más de un millón de euros para la reconstrucción de viviendas y la restauración de iglesias y casas religiosas. Este año, como asegura Choukry, la situación en Tierra Santa hace que sea especialmente necesaria la participación de los fieles en la colecta. Los territorios que se beneficiarán del apoyo serán Jerusalén, Palestina, Israel, Jordania, Chipre, Siria, Líbano, Egipto, Etiopía, Eritrea, Turquía, Irán e Irak.
En el haber de Pablo VI, el Papa que llevó a buen puerto el Concilio Vaticano II, despuntan siete encíclicas. Quizá la menos conocida es Nobis in animo, publicada el 25 de marzo de 1974 y con la que instituyó esta colecta especial del Viernes Santo para sostener la Iglesia radicada en la Tierra Santa. El documento papal, que pertrechó la fuente principal para el sustento de la vida que se desarrolla en torno a los Santos Lugares y el instrumento que ha dado la Iglesia para no dejar de lado a las familias cristianas de Oriente Medio, ha cumplido medio siglo. «El mensaje también está arraigado en la Sagrada Escritura, en la primera carta a los Corintios, donde el apóstol dice: “Llevaré vuestros dones a Tierra Santa, los que tenéis como muestra de vuestra generosidad”», asegura el ecónomo de la Custodia de Tierra Santa, fray Tony Choukry, uno de los franciscanos que cuida de la memoria de Jesucristo y nutre con distintas actividades asistenciales la zona desde 1217.