La casa del Regidor Perpetuo de Cádiz
La venerada imagen de Jesús Nazareno, que salvó a la ciudad de la epidemia de peste a finales del siglo XVII, está custodiada en una hermosa capilla alojada dentro de la iglesia del convento de las concepcionistas
Uno de los tesoros de Cádiz se esconde en la iglesia de un convento en una calle estrecha y pequeña del centro. Los balcones de las casas colindantes casi tocan los muros y el turista tiene que ingeniárselas para encontrar la perspectiva para llevarse la mejor foto posible. No es fácil. El tesoro es la capilla del Nazareno, pero bien podría ser todo el complejo, pues esta se encuentra dentro de la iglesia de Santa María, que pertenece al convento del mismo nombre, de la Orden de la Inmaculada Concepción, las concepcionistas. Fue el primer convento fundado en la ciudad, en torno a 1527, pero de aquella construcción —que años atrás había sido ermita—, poco se conserva, pues fue dañada durante el asalto angloholandés a la ciudad en 1596. La reconstrucción del templo se hizo a principios del siglo XVII, mezclando los estilos barroco y manierista.
La capilla del Nazareno se haría tiempo después, cuando la Cofradía de Jesús Nazareno decidió trasladar su sede allí, el 4 de agosto de 1616. Según explica la cofradía en su página web, «los trabajos fueron ejecutados siguiendo los planos diseñados por el arquitecto Alonso de Vandelvira y se prolongaron durante seis meses». «Como resultado se obtuvo una construcción compuesta por dos secciones, ambas de planta cuadrada», continúa el relato. Se amplió con el ocaso del siglo XVII después de que se produjese un gran milagro en una ciudad azotada por una grave epidemia de peste. «Nuestro padre Jesús Nazareno abandonó su retablo para visitar los hospitales de la ciudad y redimir a los enfermos, llegando hasta el antiguo hospital real. Dicho día [el 22 de julio de 1681] se dio por extinguida la pandemia», añade. Este hecho no solo le valió al nazareno el título de Regidor Perpetuo de la Ciudad de Cádiz, sino que hizo necesaria una intervención en el templo ante el aumento de la devoción popular. Se hicieron modificaciones en el interior y el exterior se amplió y se abrió una puerta para que la hermandad tuviera acceso propio.
El interior está lleno de joyas artísticas. Entre las imágenes titulares de la cofradía destaca la del Nazareno, creada entre finales del siglo XVI y principios del XVII. Como el templo, también sufrió sus vicisitudes. La más grave, el 18 de marzo de 1936, en la antesala de la Guerra Civil, cuando la iglesia de Santa María fue asaltada y la imagen dañada. La intervención de los vecinos permitió salvar el rostro y las manos. Luego fue reconstruida y más tarde, en 1996 y 2015, restaurada.
También destacan los retablos, el mayor y los laterales. El primero fue realizado aprovechando la necesidad de reparar los daños producidos por el maremoto de 1755, según detalla la cofradía. Obra de Gonzalo de Pomar, está elaborado en madera tallada y dorada, de estilo rococó. Está presidido por Jesús Nazareno y acompañado a los lados por dos imágenes: la Virgen de los Dolores y san Juan Evangelista. El pasado mes de marzo, el Nazareno y Virgen entraron en la clausura, tras las rejas del coro, donde permanecieron varios días y pudieron ser vistos por los fieles. Esta tradición no se cumplía desde hacía 16 años.
Además, la capilla cuenta con un hermoso zócalo de azulejos holandeses regalados por dos armenios que vivían en Cádiz. «Cada azulejo alberga un círculo central que contiene una escena pintada, bien en color violeta o en azul, representando diversos motivos como pasajes bíblicos, retratos e inscripciones conmemorativas. Su variedad, originalidad y ejecución son dignas de una detallada contemplación», subraya la cofradía en la web. Otra donación, también de uno de los hermanos, es una pila de agua bendita realizada con mármol blanco genovés. Sobre ella se posa una imagen de Jesús Nazareno acompañada de una inscripción en armenio.