Cathy Marie (Audrey Lamy) es jefa de cocina en el restaurante de la famosa chef Lyna Deletto (Chloé Astor), protagonista de un exitoso programa culinario de la televisión francesa. Un desencuentro colma el vaso de su difícil relación y Cathy se despide, harta de la prepotencia y las humillaciones de su patrona. Después de infructuosos esfuerzos por encontrar trabajo, Cathy no tiene más remedio que aceptar el puesto de cocinera en un centro de menores no acompañados, regentado por el singular Lorenzo (François Cluzet). Lo que empieza siendo la antítesis de sus sueños profesionales se convertirá en una ocasión increíble de recuperar, a través de la restauración, a un montón de chavales sin futuro.
Esta simpática y positiva película se enmarca en una tradición muy arraigada de historias protagonizadas por un grupo de perdedores, y que gracias a la motivación de un líder consiguen dar la vuelta a su destino. Recordemos algunos títulos contemporáneos como Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004), El concierto (Radu Mihaileanu, 2009), Campeones (Javier Fesser, 2018), El triunfo (Emmanuel Courcol, 2020) o Doce huérfanos (Ty Roberts, 2021), a los que podrían sumarse muchísimos más. Pero que se trate de filmes de fórmula no significa que no transmitan cierta autenticidad o que no alegren al público con una mirada positiva y luminosa sobre el ser humano.
Cathy sabe mucho de segundas oportunidades por propia experiencia vital. Por ello, no le va a costar mucho implicarse con los chicos del centro. Pero el cambio más importante es que de ser una chef autora, que desea brillar con luz propia en un restaurante de su propiedad, Cathy pasará ser una profesora de cocina para un montón de indocumentados, para los que su plato preferido es una lata de raviolis con tomate. Su camino a la fama puede llegar de una forma que nunca antes había imaginado. La película también nos pone frente a otras cuestiones como la inflexibilidad de las leyes de extranjería, los prejuicios contra los inmigrantes, o la situación de tantos menores que engañan respecto a su edad verdadera.
El reparto está encabezado por la poco conocida en España pero veterana Audrey Lamy, que transmite muy bien la combinación entre mujer dura y exigente y a la vez con un gran corazón. Sorprende que un actor tan consagrado y famoso como François Cluzet tenga un papel tan secundario. Los chavales expresan simpatía y ternura, dentro de las peculiaridades de cada cual, destacando Fatou, GusGus y Mamadou. Casi todos los no actores que interpretan a los migrantes han dado su mismo nombre a sus personajes.
El director y guionista Louis-Julien Petit ya había demostrado su compromiso con la realidad social de Francia en la comedia Las invisibles (2018), sobre las mujeres desfavorecidas en los centros de reinserción social; o en el drama Carole Matthieu (2016), en el que Isabelle Adjani trata de luchar contra el acoso laboral. Ahora nos ofrece una película que, sin brillar por su originalidad, nos hace mirar el presente con esperanza.
Louis-Julien Petit
Francia
2022
Comedia
Todos los públicos