El comensal. ETA y el silencio intergeneracional - Alfa y Omega

El comensal. ETA y el silencio intergeneracional

Juan Orellana
Icíar, que charla con su padre, Fernando, intenta entender por qué asesinaron a su abuelo. Foto: Mikel Larrea.

El cine español ha cogido carrerilla con la memoria histórica sobre ETA, lo cual es una buena noticia, y ojalá ocurriera con más frecuencia respecto a otros periodos de nuestra historia. Entre películas y miniseries contamos con títulos como las series documentales El desafío: ETA, y ETA: El final del silencio; la miniserie de ficción Patria; la miniserie de seis episodios La línea invisible, o películas como Yoyes o Días contados. Ahora ha llegado a nuestras pantallas El comensal, de Ángeles González-Sinde –exministra de Cultura durante el Gobierno de Zapatero– a partir de la novela autobiográfica de Gabriela Ybarra. Dada la proximidad temporal con el estreno de Maixabel (Icíar Bollaín, 2021), son muchos los que se han animado a compararlas, pero tienen poco que ver, más allá de que trata de víctimas de ETA.

La película se acerca, con los nombres cambiados, al secuestro y asesinato por ETA de Javier Ybarra, empresario y exalcalde de Bilbao, en 1977. En 2011, el año del fin de ETA, su nieta Icíar, interpretada por Susana Abaitua, trata de saber y entender lo que pasó con su abuelo. Pero el único que se lo puede contar, su padre, Fernando (Ginés García Millán), es incapaz de hablar del asunto, que se le atraganta como un trauma insuperable. Pero padre e hija, o lo que es lo mismo, hijo y nieta del asesinado, solo serán capaces de mirar al futuro, cuando sean capaces de desatascar el pasado. A diferencia de Maixabel, esta no es una película sobre el perdón, y quizá por ello el personaje de Fernando no se ha movido espiritualmente en más de 30 años.

El título de El comensal alude a la costumbre de la familia protagonista a la hora de comer de poner en la mesa un servicio más, por si aparece un huésped imprevisto. Esta costumbre de sólida raíz cristiana es reinterpretada por González-Sinde, y convierte a la muerte en la inoportuna visita que primero se lleva al padre del protagonista, Fernando, y en otra visita amenaza con llevarse a su mujer. Y esa es la otra trama del filme, el cáncer que padece Amalia (Adriana Ozores), que vuelve a poner el luto y el duelo sobre la mesa, revolviendo los fantasmas de Fernando.

Merece especial atención la profunda religiosidad cristiana del asesinado –interpretado por Iñaki Miramón–, que, cuando es secuestrado, se lleva consigo un rosario y un misal. El sí que encarna la esperanza y la paz cristianas, y en cierto modo también su nuera Amalia, que, en medio de su cáncer, enseña a su hija a descubrir la belleza.

Así pues, estamos ante una película sólida que retrata con autenticidad unos procesos humanos diversos ante un mismo hecho terrible. Un padre que no tiene miedo a la muerte ni rencor en su mirada; un hijo incapaz de digerir el trauma y la angustia que le supuso la pérdida injusta y violenta de su padre, y una nieta que solo desea conocer la historia de su familia para encarar el futuro con serenidad.

Una vez más, es una directora la que tira hacia arriba del cine español.

El comensal
Directora:

Ángeles González-Sinde

País:

España

Año:

2022

Género:

Drama

Público:

+12 años