La Biblia debe ser libro de cabecera - Alfa y Omega

La Biblia debe ser libro de cabecera

Del Sínodo de los Obispos, a punto de concluir en Roma, se espera una renovación de la Iglesia, en escucha atenta de la Palabra de Dios. Los padres sinodales españoles e hispanoparlantes han presentado importantes propuestas

Jesús Colina. Roma
Benedicto XVI, el pasado sábado, se dirige a los miembros del Sínodo de los Obispos, y al Patriarca Bartolomé, en la capilla Sixtina.

Ha llegado la hora de la verdad para el Sínodo sobre la Palabra de Dios. Los 253 padres sinodales vivirán hoy un día de reflexión, para analizar las propuestas que trasladarán al Papa. Serán presentadas el viernes y votadas el sábado. Con ellas, Benedicto XVI redactará la Exhortación apostólica postsinodal, documento de impacto decisivo para la vida de la Iglesia.

Las propuestas son muchas. Al inicio, la secretaría del sínodo recibió casi trescientas. Luego ha habido que unificarlas. Confirman algo que explicó uno de los oyentes ante la Asamblea sinodal, Ricardo Grzona, presidente de la Fundación Ramón Pané: en este sínodo, la cuestión es el cómo, no el qué, en lo que hay acuerdo pleno.

Este sínodo, uno de los más serenos en la historia moderna de esta institución, reintroducida con el Concilio Vaticano II, ha coincidido en reconocer que aquella cumbre episcopal ya había planteado claramente el camino de la Palabra a la Iglesia universal. El problema es que la propuesta del Concilio en la constitución dogmática Dei Verbum no es vivida por buena parte de los bautizados, muchos de los cuales todavía no han hecho de la Biblia su libro de cabecera, y siguen viendo la Palabra como un simple texto escrito, mientras que, para la Iglesia, es mucho más, e implica a la comunidad eclesial que la escribió y a la Tradición que la interpreta. Es, en definitiva, la Palabra misma de Dios: Cristo.

Las propuestas que puedan salir del Sínodo traerán una renovación práctica en la relación del cristiano con la Palabra. Y muchas son muy concretas. Algunas fueron presentadas por el grupo de trabajo Español A (del que formaban parte obispos de lengua española o que hablan español), cuyo relator es don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Este grupo, por ejemplo, ha constatado «poca familiaridad con el Antiguo Testamento e incluso cierta incomodidad y resistencia frente a algunos pasajes de difícil comprensión». Por tanto, propone «ofrecer a los fieles una adecuada formación bíblica que no sólo ayude a la comprensión de los textos del Antiguo Testamento en su contexto histórico y literario, sino que, por encima de todo, favorezca su lectura cristiana como principal clave hermenéutica».

Si bien el Sínodo ha reconocido la pobreza de las homilías de algunos sacerdotes, este grupo ha subrayado que «la tarea de anunciar a Cristo compete a todo bautizado». Además, ha expresado «una honda preocupación por el influjo de las sectas y nuevos grupos religiosos». Las propuestas que están surgiendo del Sínodo han sido sintetizadas en 19 preguntas que plantean, desde cuestiones fundamentales, por ejemplo ¿Qué hacer para que los fieles entiendan que la Palabra de Dios es Cristo?, hasta sugerencias muy concretas: ¿Cómo formar y cultivar el conocimiento de la Palabra, a través de la oración, el arte, la poesía, la música, Internet, etc.?

Tuvo lugar la primera votación para elegir a los 12 miembros del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo. El secretario general del Sínodo, el arzobispo Nikola Eterovic, está convencido de que el sínodo traerá una renovación a la Iglesia. «Esperamos de este Sínodo, con la gracia del Espíritu Santo, una renovación de la Iglesia a partir de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Dios nos dirige hoy una palabra de vida, de esperanza y de caridad», afirma.