Presidente de Timor Oriental: «Prefiero disfrutar más al Papa que obligarle a extenuarse con un viaje»
José Ramos-Horta, presidente del país asiático y católico, presume de buenas relaciones con los vecinos. Incluso con Indonesia, que lo invadió 24 años
El Palacio Presidencial de Dili está vallado. Una compañía china está haciendo reformas y aprovecha para anunciarse. En 2003 el Gobierno chino planeó su construcción. Pero desde su inauguración en 2009 han llovido las críticas por los numerosos arreglos que ha debido sufrir. La oficina del presidente está decorada con instantáneas familiares, recuerdos de visitas diplomáticas y fotos de coches antiguos, una de sus pasiones.
Acaba de visitar en Roma al Papa Francisco. Él ha expresado en el pasado el deseo de viajar a Timor, única nación asiática y católica junto con Filipinas. ¿Cree que este encuentro ha sido un paso más en esa dirección?
El único inconveniente es que su salud está algo debilitada. Yo prefiero disfrutarlo más tiempo antes que obligarle a extenuarse con un viaje tan largo y complejo. El consejo es que no viaje mucho. Pero si decidiera venir, los timorenses le recibiremos emocionados, con los brazos abiertos.
Paseando por Dili queda claro que China e Indonesia han pasado a ser ahora los principales inversores en su país.
Ambos países son importantes socios e inversores. Aunque entre el 80 % y el 90 % del comercio se realiza con Indonesia. Evidentemente no voy a descubrir el poder regional y hasta global de China. Sin ser todavía militar, sí lo es financieramente. De todas formas, también son muy importantes nuestros vecinos australianos y nuestros amigos estadounidenses.
¿Y qué queda de la época colonial portuguesa?
En la última cumbre de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa hablamos de la importante herencia portuguesa y española en nuestro país y de mantener las históricas afinidades culturales, además de los intereses comunes. Para nosotros esa cumbre es como la Unión Africana o cualquier otra organización regional.
1,48 millones de habitantes
Católicos, 97,6 %; protestantes, 2 %, y musulmanes, 0,2 %
Entre 60.000 y 100.000 víctimas mortales
Timor Oriental tiene aún tierras, playas, junglas y montañas vírgenes. La capital, Dili, crecerá en los próximos años tanto como su país. Otros países que se han desarrollado mucho, como Bali, viven atrapados entre kilométricas retenciones, ahogados en plásticos e inundados de luz artificial. ¿Cree que aquí se pueden repetir los mismos errores?
Espero que no. Pero si comparamos el número de vehículos con hace 20 años la cantidad se ha multiplicado por mucho. Y tenemos el mayor índice del mundo de accidentes de tráfico en relación con la población. Casi el 50 % de los conductores de motos no tienen carné. Cuando la Policía trata de hacer controles, confisca las motos y multa a los conductores. Pero el problema no se erradica. Además, tenemos el mayor número de fumadores per cápita.
Pero también uno de los niveles más altos de libertad de prensa.
Sí, el décimo del mundo. Mejor que la australiana, que la británica… En Europa solamente nos mejoran los países nórdicos y Portugal.
Están a un paso de ser aceptados en la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés).
Formaremos parte oficialmente en 2025. Tenemos un año para alcanzar los requerimientos, que son unos 60 tratados que debemos ratificar. En la actualidad participamos en todas las reuniones con el máximo nivel como observadores. Lo único que no podemos hacer es votar. Pero da igual porque en la ASEAN no se vota, todo se discute y se llega a acuerdos por consenso.
A Indonesia se le ha perdonado, diplomáticamente, por los 24 años (1975-1999) de invasión en su país. ¿Es bueno llevarse bien con el vecino gigantesco?
Desde el día después de la victoria en el referéndum de independencia, en 1999, Xanana Gusmao, actual primer ministro, y yo, organizamos la fecha para cruzar la frontera con la idea de reunirnos con todos los hombres clave del Ejército indonesio que dirigieron esa invasión, esa cruenta guerra, para informarles del nuevo statu quo y de la necesidad de normalizar las relaciones. Así comenzamos el proceso de reconciliación nacional. No podíamos reconciliarnos si ellos no nos reconocían. El éxito ha sido absoluto.
Cuando Timor se separó de Portugal en 1975, Ramos-Horta se convirtió en ministro de Asuntos Exteriores con solo 25 años. Poco después, Indonesia invadió su país. Su trabajo por la independencia les valió a él y al obispo Carlos Felipe Ximenes el Premio Nobel de la Paz en 1996. El reconocimiento impulsó su causa. El 30 de agosto de 1999 los timorenses optaron por tener su propio Estado en un referéndum pactado por Portugal e Indonesia.
Esa labor le valió el Premio Nobel de la Paz. Dada su experiencia analizando también otros conflictos, ¿qué opinión le merece la invasión rusa en Ucrania?
Mi punto de vista es el mismo que el de mi país: condenamos la invasión rusa en Ucrania sin cortapisas. Las leyes internacionales no permiten este tipo de actos. Hacer uso de la fuerza por disputas políticas es absolutamente ilegal e inhumano. Las consecuencias ya se notan: millones de desplazados convertidos en refugiados que afectan a otros países. ¿Quién va a pagar el daño de los miles de muertos, de desplazados, el hundimiento económico general, que ha generado la decisión de Vladimir Putin de invadir otro país soberano, un acto inaceptable e irresponsable basándonos en las leyes internacionales?
¿Cómo cree que acabará?
Cuando comenzó la guerra en Siria dije en Ginebra que continuaría por muchos años, que al menos medio millón de personas morirían y que la única manera de comenzar las negociaciones de paz sería cuando ambos bandos estuvieran exhaustos. Es exactamente lo que está ocurriendo. La guerra entre Irak e Irán en los años 80 duró ocho años pero fue fácil detenerla. Los líderes de aquella naciones, Hussein y Jomeini, eran fuertes. Cuando ellos dieron la orden, todo se paró. Por el contrario, en Siria hay demasiadas partes involucradas, incluidos actores internacionales. En Ucrania ocurrirá algo parecido.
¿Considera alarmista preocuparse por una tercera guerra mundial, que sería atómica?
Espero que no sea así, y rezo por ello. Seguro que los Estados Unidos no la comenzarán, como tampoco Francia, Reino Unido, India y Pakistán, que también tienen la bomba atómica. En Estados Unidos apretar el botón nuclear no es algo automático, no será nunca una decisión unipersonal de su presidente. Los líderes chinos son los más disciplinados del mundo y jamás tomarán decisiones importantes basándose en una emoción. Pero de Rusia no sé qué decirle.
¿Y qué opina de la supuesta equidistancia china en el conflicto?
Los chinos están jugando con mucha sabiduría. Aunque condenen la invasión no imponen sanciones. China no cree en las sanciones unilaterales. Si nos queremos poner cínicos, China es el gran ganador de esta guerra. No están metidos en el conflicto. Y, gracias a las sanciones a Rusia, ellos están comprándoles el gas y el petróleo más barato mientras les venden todos los bienes que necesitan.
Según una encuesta internacional el 42% de los menores de 36 años de todo el mundo dicen preferir una dictadura a una democracia. ¿Cree que se podría imponer el modelo chino?
Si pides a un joven por la calle en Madrid, en Frankfurt, en Nueva York o donde sea, que nombre capitales de países, dudo mucho te digan algunas. Incluso preguntas básicas: ¿Quién es el presidente de los Estados Unidos? Y seguramente muchos ni lo sabrán. ¿Y el de Sudáfrica? Tampoco. Ni decir tres países que empiecen por la letra S. Cuando en una encuesta se hacen este tipo de preguntas, que a mí me parecen idiotas, puede ocurrir que haya personas que prefieran a Donald Trump antes que a Biden justamente porque el actual presidente de Estados Unidos no es carismático. Pero si esa pregunta se la hicieras a académicos, personas profesionales, directores, probablemente esa encuesta sería diferente.
Como galardonado con el Nobel, ¿qué valoración hace sobre la ganadora de esta edición, la disidente iraní Narges Mohammadi?
Siento una profunda admiración por el pueblo iraní, por su rica civilización, historia, cultura, ciencia y coraje. Nunca conocí a Narges Mohammadi, pero he leído mucho sobre la extraordinaria labor que Mohammadi ha llevado a cabo durante muchos años, toda una vida de dedicación en pos de la justicia y la democracia.