En 2025 se cumplen 100 años del nacimiento de José María Martín Patino, destacado protagonista de la transición española a la democracia, como estrecho colaborador del cardenal Tarancón en la archidiócesis de Madrid. Tras ese periodo trascendental de nuestra historia, mantuvo una intensa presencia pública, marcada por su pasión por el diálogo y la búsqueda del consenso en torno a las grandes cuestiones sociales y políticas, sobre todo a través de la Fundación Encuentro. El informe anual sobre la realidad social en España, la Declaración conjunta en favor de la educación, el programa Educared o el Proyecto Raya Duero son algunas de sus aportaciones fundamentales. Su figura y su espíritu continúan hoy presentes a través de la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro, de la Universidad Pontificia Comillas.
La pasión por el diálogo y el encuentro brotaban en José María Martín Patino de una profunda experiencia vital y espiritual, que le condujo al activismo por la reconciliación, al compromiso absoluto con la dimensión pública de su misión, que él entendía como necesaria para superar las posiciones integristas o extremistas tan arraigadas secularmente en la sociedad española. Diálogo, encuentro y reconciliación se convertirán en los mantras de su vida.
José María se entendía a sí mismo como un hombre de acción y el conocimiento y comunicación de la realidad adquirían su valor pleno como instrumentos necesarios del desarrollo humano (en su múltiple dimensión personal, social y también espiritual o de sentido). Quizá por ello no escribió amplias monografías y se encontraba más en su medio en las conferencias, los artículos de opinión y las colaboraciones de todo tipo en los medios de comunicación, que cultivó con intensidad variable pero de forma continuada hasta el final de su vida. Hemos recopilado algunos de sus escritos más importantes en el libro José María Martín Patino. Pasión por el diálogo y el encuentro. Escritos escogidos, publicado recientemente por la Universidad Pontificia Comillas y la Fundación Ramón Areces.
En la parte segunda de este libro, titulada «Sentir con la Iglesia, en una sociedad plural y diversa», aparece con claridad la preocupación y ocupación por uno de los grandes problemas existenciales (junto con el «problema territorial») de la sociedad española en los dos últimos siglos: el denominado «problema religioso», un factor de división y enfrentamiento, que tuvo una influencia decisiva en la conformación de «las dos Españas» y en el desastre fratricida y el fracaso colectivo que supuso la Guerra Civil.
Esa preocupación y ocupación aparecen claramente reflejadas en sus memorias inéditas de lo que él denomina un «tiempo decisivo», desde que se convierte en 1965 en estrecho colaborador del entonces arzobispo de Oviedo, Vicente Enrique y Tarancón, en el tramo final del Concilio Vaticano II, hasta la trascendental homilía de los Jerónimos, pasando por el enfrentamiento entre la jerarquía católica y los gobernantes del régimen franquista con motivo de la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes, la renovación del concordato y las exequias de Carrero Blanco y de Franco.
Una de las grandes cuestiones abordadas por el Concilio Vaticano II fue la de la relación entre la comunidad política y la Iglesia. El número 76 de la constitución Gaudium et spes dejó claramente establecido cuál debía ser el criterio que rigiese dicha relación: «La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas cada uno en su propio terreno. Ambas, sin embargo, están al servicio de la vocación personal y social del hombre. Este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas». Este principio de autonomía y sana cooperación fue lo que guio la actuación del cardenal Tarancón y de José María Martín Patino en la transición a la democracia en España y acabó plasmado en el artículo 16 de nuestra Constitución.
Casi 30 años después, y apoyado esta vez en la carta que Juan Pablo II envió a los obispos franceses en 2005 con motivo del centenario de la Ley de Separación, reclama José María Martín Patino en la conferencia titulada La Iglesia católica ante el desafío de la laicidad el valor de una laicidad bien entendida, basada en la cooperación, el conocimiento y reconocimiento que solo se alcanzan a través del diálogo y el encuentro. En tiempos como los actuales de polarización creciente en todos los ámbitos, diálogos y encuentros como el que acaban de celebrar el presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa, y el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, en la Fundación Pablo VI en el marco del centenario del nacimiento de José María Martín Patino, abren una puerta a la esperanza de que podemos seguir avanzando hacia «la culminación de nuestra transición a la concordia, de la responsabilidad cívica y, cómo no, de nuestra fe religiosa».