José Luis Munuera Montero: «En Primera División hay buenas personas que merecen mucho la pena»
Una vez, en 2019, el Comité de Árbitros hizo pública una conversación entre el VAR y este trencilla jienense: «Todo OK, José Luis». Causó tanto revuelo entre los aficionados que jamás ha vuelto a acometerse un alarde de transparencia de estas dimensiones. El daño, sin embargo, ya estaba hecho. La frase ha perseguido desde entonces a este colegiado andaluz, que ha sabido seguir adelante pese a todas las dificultades que ha encontrado y hoy, ya con 40 años, vive el mejor momento de su carrera deportiva: fue el número 1 de la temporada pasada según la Federación y ahora está entre los favoritos para dirigir los encuentros más importantes del calendario.
¿Qué tal el comienzo de la temporada?
Bien; además de los partidos de liga y las designaciones internacionales estamos con entrenamientos casi todos los días, así que casi no pasamos por casa. Pero bueno, a esto es a lo que nos dedicamos.
Y además de árbitro, usted es voluntario de Cáritas.
Sí, hubo una etapa en la que acompañaba mucho a mi padre al comedor de Santa Clara, de Cáritas Diocesana de Jaén. Yo recogía el pan que donaban las panaderías y servía los desayunos. Con Pedro, el responsable, tengo una relación magnífica y allí a mi padre lo conoce todo el mundo porque siempre está dispuesto a ayudar a todo el que lo necesita. Me hace mucha gracia ir con él por la ciudad y que no paren de saludarlo en todos lados. Como comprenderás, para mí es un orgullo enorme. Él siempre ha querido que sus diez hijos ayudemos en este tipo de centros y por eso, ahora que vivo en Córdoba, también he hecho alguna acción con Cáritas de aquí, porque si no fuera por ellos sería difícil que esta gente tuviese este tipo de servicio.
¿Qué le ha aportado esta vinculación con Cáritas?
Mucho más de lo le he podido aportar yo a Cáritas, seguro. A mí mis padres siempre me han transmitido desde chiquitito que hay que saber en qué mundo vivimos y tener los pies en la tierra. Ellos han sido siempre una referencia para mí.
¿Suelen reconocerlo cuando está en el comedor de voluntario?
A veces sí, pero menos de lo que cabría esperar. Allí la gente tiene otro tipo de preocupaciones, aunque sí hay alguno que muestra interés por saber cómo nos preparamos para soportar tanta presión o los insultos y hemos charlado un rato. Esos momentos de conversación son los que más valoro, cuando acaba el desayuno y me quedo con ellos hablando de forma distendida. Ahí es donde puedo aprovechar para conocerlos un poco más y contar alguna anécdota.
¿Cuál es el perfil de esas personas?
Los tres perfiles que más se repiten son el inmigrante, el padre de familia y la madre soltera. Va más gente de la que podemos imaginar. Un par de veces me ha sorprendido encontrarme con vecinos míos, pero es que en cualquier momento la vida te puede dar un golpe y acabar viniendo a un centro de este tipo. Por ejemplo, una persona que se queda sin trabajo, que no puede pagar las facturas. Aquí al menos pueden acogerlo y ayudarlo con la alimentación.
¿Demuestra usted en el campo los valores que le enseñaron en casa?
Es complicado porque hay un contraste muy fuerte entre el día a día y lo que se vive en un campo de fútbol. En mi familia, lo primero que me han transmitido es que hay que ser generoso, por eso entre hermanos lo hemos compartido todo, desde los libros hasta la ropa. Y es que la mía, gracias a Dios, es una familia superunida. La educación que me han dado mis padres me ha hecho crecer personal y profesionalmente y es lo que más valoro. Por eso estoy tan orgulloso de mis orígenes, una casa donde las dificultades fueron muchas y donde mis padres hicieron un gran esfuerzo.
¿Los jugadores y los entrenadores de Primera División también comparten esos valores?
Sí, hay mucha gente en LaLiga que los tiene. Más de la que se pueda imaginar. Aunque luego, por desgracia, hay quien se olvida un poco del valor de la sencillez, de la educación o de cómo hablar con respeto. De todos modos, doy fe de que en Primera División hay buenas personas que merecen muchísimo la pena, que te ayudan e intentan aportar. Es cierto que a veces alguno se equivoca, pero a todos nos puede pasar en esta vida.
¿Son el resto de árbitros de Primera igual de generosos que usted?
Sí, seguro que cada uno en su entorno hace lo que puede y lo que considera oportuno. Yo me he vinculado a Cáritas gracias a mis padres, pero cada uno debe hacer lo que crea; no hay una opción mejor que otra. Eso sí, recuerdo una acción que hicimos todos los árbitros al comienzo de la pandemia con una donación al Banco de Alimentos. Fue una época muy complicada y nosotros fuimos los primeros en decir que sí.