Jesús Vidal: «Francisco nos ha animado a descartar individualismos»
El nuevo referente para la relación entre el Vaticano y la Iglesia española en la cuestión de los seminarios aboga por cuidar la formación integral de los seminaristas y subraya la importancia de tener una mirada nacional y no local en la pastoral vocacional
El obispo auxiliar de Madrid y presidente de la Subcomisión Episcopal de Seminarios, Jesús Vidal, ha sido nombrado como referente de la nueva etapa que se abre en la Iglesia española tras haber sido convocados todos los obispos a un encuentro con el Papa Francisco, el pasado martes en el Vaticano.
Una reunión sobre la que se especulaba que sería un tirón de orejas del Pontífice o que, en realidad, era una excusa para abordar la cuestión de los abusos tras la presentación del informe del Defensor del Pueblo sobre esta lacra. Nada más lejos de la realidad. El verdadero —y único— motivo de la convocatoria era reflexionar sobre la situación de los seminarios y entregar las conclusiones de la visita a estos centros de formación realizada por dos enviados del Papa en marzo de 2023.
Le han nombrado referente de la relación entre el Vaticano y la Iglesia en España en materia de seminarios. ¿Cuáles son las atribuciones de este cargo? ¿Cómo lo ha recibido?
Lo he recibido con disponibilidad y, como siempre, agradeciendo la confianza depositada en mí por el Santo Padre. Es verdad que al ser el presidente de la subcomisión ya me habían avisado de que me pedirían algún tipo de ayuda para coordinar el proceso. Al final han establecido la figura del referente, que es parecida a la que se utilizó en el Sínodo para las conferencias episcopales. La misión es servir de puente de comunicación entre el dicasterio y la Conferencia Episcopal Española para que no tenga que estar cada seminario, o cada obispo, reportando individualmente al dicasterio. La idea es que hagamos un diálogo entre nosotros sobre el documento de trabajo que nos han presentado y facilitar la comunicación.
¿Su nombramiento habla de alguna forma del buen funcionamiento del seminario de Madrid?
Mentiría si te dijera que ha salido a relucir el seminario de Madrid. De primeras yo no le veo ninguna relación, lo cual no quita que el seminario de nuestra diócesis funcione muy bien. A mí me parece que es un referente, si me acepta la redundancia.
¿Cómo han afrontado la reunión con el Santo Padre los obispos de las diócesis con menos seminaristas?
Creo, sinceramente, que todos los obispos hemos salido muy contentos en el diálogo que hemos tenido con el Papa. Por otro lado, no focalizaría en los obispos de seminarios más pequeños o con menos seminaristas. Francisco nos ha llamado a la colaboración entre todos y ha insistido en que esa colaboración tiene que transformar a cada uno. Por ejemplo, hay casos en los que una diócesis tiene que mandar a sus seminaristas a vivir alguna etapa de formación a otros seminarios. Entonces, el que recibe a esos candidatos también tiene que hacer un esfuerzo de acogida, respetar su propia idiosincrasia, su propio carácter cultural. Así que todos los obispos hemos recibido las indicaciones con deseos de colaborar y escuchar.
¿La convocatoria de Francisco tiene que ver con algún tipo de reticencias a la aplicación de las indicaciones para los seminarios que en su día estableció el Vaticano?
Yo no hablaría de reticencias. De hecho, la Ratio fundamentalis fue aprobada en España por unanimidad. No hubo ningún voto en contra, lo que demuestra que es algo querido por todos. Es verdad que luego cada obispo tiene unas circunstancias concretas en su diócesis y es en ellas en las que tiene que hacer un discernimiento. El Papa nos ha llamado a que ese discernimiento no lo haga cada obispo por su cuenta, sino que lo hagamos en comunión. A veces, un obispo tiene sus propios criterios de actuación y suelen ser bastantes definitivos, porque él es quien tiene la responsabilidad sobre la formación de los seminaristas en su diócesis. En este contexto, Francisco nos ha animado a descartar individualismos, a escucharnos unos a otros, a abrirnos a la palabra que otro hermano nos pueda dar y también a la palabra que nos pueda dar —y que de hecho ya nos ha dado en este encuentro— la Santa Sede.
Antes ha mencionado un documento de trabajo que les han ofrecido desde el Dicasterio para el Clero. ¿Cuáles son las claves de ese texto?
Se habla de la integralidad de la formación. Es decir, cuidar que todas las dimensiones de la formación estén bien presentes en la vida de los seminaristas. También hay que estar atentos a que las cuatro etapas del camino de formación —etapa propedéutica, discipular, configuradora y etapa de síntesis vocacional— tengan todas sus especificidades bien desarrolladas. Luego se habla de la dimensión comunitaria de la formación y de la necesidad de una comunidad suficiente, tanto en el número de seminaristas como en el número de formadores. Por último, se hace referencia al carácter misionero de la formación. Debemos cuidar que los seminaristas salgan del seminario siendo pastores misioneros; es decir, siendo capaces de anunciar el Evangelio en el mundo de hoy. Un mundo que experimenta una nueva época marcada, por ejemplo, por la revolución digital y su influencia en el cambio antropológico en el que estamos inmersos. Un mundo en el que cada vez se habla más de la inteligencia artificial, de la revolución del transhumanismo, etcétera.
Un mundo también marcado, como anunciaron ustedes en rueda de prensa, por la baja natalidad o por la realidad migratoria. ¿Afectan estas circunstancias a la realidad de los seminarios en España?
Igual que la migración está revitalizando muchas iglesias, también puede afectar a la pastoral vocacional. De hecho, en muchos jóvenes, hijos de familias que han migrado a España procedentes de otras culturas, está surgiendo la vocación. Sobre el tema de la baja natalidad, donde más lo notamos —al menos así ocurre en Madrid—, es en los colegios, en la escuela católica. En las vocaciones se puede decir que también, pero justo este año hemos percibido un menor descenso, aunque los datos todavía no son definitivos.