Jesús, uno más en el campamento - Alfa y Omega

Jesús, uno más en el campamento

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva.

Una de las actividades preferidas de muchos niños, en este verano que está a punto de acabar, han sido los campamentos. Como no todas las parroquias tienen los medios para organizarlos, en la diócesis de Getafe (Madrid) existe la asociación Llambrión, que organiza varios a lo largo del verano, en distintas partes de España. María y Raquel, de la parroquia Nuestra Señora de La Saleta, de Alcorcón, fueron con otros 30 niños, de entre 10 y 12 años, al que se organizó en julio en Rozas de Puerto Real. Las dos tienen 12 años.

Aunque María ya había estado en otros campamentos, para Raquel era el primero «y estaba un poco nerviosa. Al principio, me costó el cambio de ritmo y no estar con mi familia. Pero luego me fui adaptando y disfruté muchísimo». También para María hubo una novedad: en los otros campamentos a los que había ido se dormía en casas de madera, mientras que en éste dormían en tiendas de campaña. «Teníamos espacio de sobra, y mis compañeros han dormido genial. A mí, como me muevo mucho, me dolía la espalda. Pero aun así me gustan más las tiendas, son más divertidas».

Hasta el mismo Jesús dormía así, pues «había una tienda de campaña que era la mini-capilla», y en ella estaba el sagrario. Este lugar era el centro del campamento. Como en otras actividades de verano, había talleres, yincanas –lo que más le gustó a María–, y también hicieron una marcha. Pero lo especial de éste es que todo ello estaba relacionado con la fe. Los juegos, las pruebas…, «todo encajaba como un rompecabezas», dice Raquel.

María explica que, «por la mañana, después de desayunar, rezábamos Laudes, una oración para que Dios nos ayude en todo lo que vamos a hacer en el día. Por la tarde, después de la piscina y las duchas, íbamos a Misa» al aire libre. «Nunca había estado en una Misa así –cuenta Raquel–, y me gustó celebrarla viendo las nubes y oyendo el ruido del campo. Se podían poner ejemplos con la naturaleza». Pero lo que más le ha gustado han sido las catequesis, en las que tanto los niños como los monitores hacían representaciones y mimos sobre distintas historias de la Biblia. También por la noche –añade María–, «cuando terminaba la velada, rezábamos Completas, para agradecer el día».

Otra cosa muy bonita de los campamentos es que todo el mundo tiene que colaborar para que todo salga bien. En este caso, explica Raquel, «había cinco tareas, y los grupos se iban turnando: limpieza, ayudar a la cocinera, hacer la representación en la catequesis, preparar la Misa, y el telediario». Sí, también tenían sus propias noticias que, como explica María, el grupo responsable representaba después de la cena, «contando lo que hacíamos allí, y también algunos cotilleos».